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Riley, Pop, Jackson... ¿está Kerr entre los mejores de la historia?

Los Warriors se han metido en su quinta final consecutiva y podrían ganar el cuarto anillo de la dinastía con Kerr en el banquillo, una hazaña pocas veces vista en la NBA.

Riley, Popovich, Jackson y Kerr, de izquierda a derecha

Cinco finales seguidas, tres anillos que pueden ser cuatro, la mejor temporada regular jamás vista en la NBA, tres años por encima de las 60 victorias, cinco por encima de las 50... estos son solo algunos de los récords de la era de los Warriors. En este tiempo se han establecido como una de las mejores dinastías de la historia, han conseguido cambiar el modo de jugar al baloncesto y han tenido entre sus filas a jugadores que dejarán un legado imborrable en la Liga.

Se ha hablado mucho de Golden State. Desde la 2014/15 se convirtieron primero en el equipo de moda de la Liga, luego empezaron a ser odiados por una afición que nunca quiere que ganen los mismos y tras esto, han seguido ganando y acaparando titulares. Los expertos deportivos hablan de si el equipo es mejor con Durant o sin él, del lugar de Curry en la historia, de las idas y venidas de un prodigio físico como el de Draymond Green o de las pocas veces que Thompson necesitar botar el balón para anotar 30 puntos... pero poco se habla de Steve Kerr.

Cuando decimos que se habla poco del técnico no quiere decir que haya pasado desapercibido en todos este tiempo. En un deporte en el que los jugadores acaparan la atención, Kerr se ha encargado de tener un perfil diferente a la hora de afrontar el día a día de una Liga de este calibre, con una gran exposición a la prensa y continuos viajes que te dejan agotado a finales del mes de mayo. El técnico, al que se le ha dado mucho mérito en este tiempo, se ha desenvuelto muy bien en un mundo que conoce a la perfección, ha evitado (en general) entrar en grandes polémicas, y ha logrado tener un carácter cercano que al mismo tiempo no deja lugar a dudas sobre quién es el líder.

Estamos hablando de una de las personalidades que mejor ha entendido el baloncesto. En su etapa como jugador, ganó tres anillos junto a Michael Jordan a finales de los noventa (tiro ganador en la final de 1997 incluido) y luego fue a recalar en los Spurs, donde consiguió otros dos campeonatos en dos etapas diferentes. Una carrera envidiable para un baloncestista que nunca pasó de los 25 minutos por partido y que nunca promedió más de 10 puntos por choque, pero que supo estar en el lugar y en el momento adecuados. 

Desde su retirada en 2003 hasta que cogió el banquillo de los Warriors, el ex jugador pasó por los despachos de los Suns y por los micrófonos de la TNT, donde siguió demostrando el gran conocimiento que tenía del baloncesto. A Oakland llegó en 2014, entre las dudas que planteaba al ser un entrenador rookie de un equipo que ya había visto la luz con Mark Jackson (despedido ese verano), pero habiendo sido cotizado por otros equipos, entre los que destacan los Knicks.

No ha parado de ganar desde entonces. El 30-5 inicial fue el mejor comienzo de la historia para un entrenador debutante en los primeros 35 partidos. Acabó con un récord de 67-15  y quedar primero de la Conferencia Oeste. Cambió el baloncesto. Utilizó a Curry como jugador franquicia y, gracias al strength of numbers, consiguió hacer un equipo competitivo y que profesionales como Klay Thompson o Draymond Green fueran se convirtieran en parte de la primera línea de la Liga.

Ese año fue el primer entrenador debutante en ganar el anillo desde Pat Riley en 1982. El premio a Mejor Entrenador del Año se lo quitó Mike Budenholzer, pero al año siguiente lo conquistó tras una temporada regular histórica que acabó con 73-9. El galardón no estuvo exento de polémica, ya que se perdió los primeros 41 partidos de la regular season por problemas de espalda y en ese tiempo Luke Walton (sí, Luke Walton) fue el que llevó el equipo. Curiosamente, Kerr acaparó más titulares en su ausencia que cuando estuvo en el banquillo. 

Ese año se juntaron los astros y los Warriors desaprovecharon una ventaja de 3-1 para caer en las Finales ante los Cavs de LeBron. Tras eso, dos anillos más, en 2017 tras los mejores playoffs de la historia (16-1, tras otro 67-15 durante el año) y en 2018 ganando a los Rockets en la final del Oeste y arrasando a los Cavaliers, contra los que han jugado las cuatro finales disputadas hasta este año, cuando se las verán con los Raptors o los Bucks. Tres anillos en cuatro años que pueden ser cuatro en cinco si vuelven a repetir en la presente campaña.

¿Cuál es su lugar en la historia?

El currículum de Kerr en tan solo cinco años le deja, sin ninguna duda, en el olimpo de los mejores entrenadores de todos los tiempos. La vida está llena de casualidades, y la del americano no se libra de ellas. Fue entrenado por Phil Jackson, para la mayoría el mejor de todos los tiempos, en los Bulls. En esa época la franquicia tuvo duelos llenos de tensión ante los Knicks, dirigidos por Pat Riley. También coincidió con Popovich, otro de los grandes, en San Antonio. Antes de eso fue entrenado por Lenny Wilkens en los Cavs (del 90 al 92), elegido uno de los diez mejores entrenadores de la historia, campeón de la NBA (en 1979) y con más de 1300 victorias a sus espaldas. Posteriormente, cuando fue directivo en los Suns, donde tuvo a sus órdenes a Mike D'Antoni, pionero del seven seconds or less, y a Alvin Gentry, hoy en los Pelicans. Está claro que todas las personalidades con las que ha coincidido han hecho mella en el ex jugador, que ha sabido absorber lo mejor de cada uno de ellos para convertirse en el mejor entrenador del panorama actual.

Como técnico, no hay lugar a dudas. Los récords que ha batido le dejan como uno de los más exitosos de siempre... en apenas (repetimos) cinco años de carrera. Algunos de ellos ya los hemos mencionado. Ganador en el año de su debut por primera vez desde 1982, récord histórico en temporada regular (73-9), mejores playoffs de la historia (16-1, la mejor desde el 15-1 de Shaq y Kobe en 2001), cinco años seguidos con 57 o más victorias, tres de ellos con más de 65... La última ha sido meter a su equipo en la quinta final consecutiva, algo que nadie ha hecho desde los Celtics de Bill Russell, una barbaridad. En este curso puede lograr su cuarto campeonato en cinco campañas (nadie ha visto algo así también desde Russell) y su primer three-peat como técnico, algo que ya logró cuando jugaba en Chicago.

Siempre ha habido mucho debate en la mejor liga del mundo, y la cara de estos Warriors, Stephen Curry, ha sido señalado como el responsable de haber cambiado el baloncesto. Sin embargo, parte de este mérito corresponde también a Kerr, que no sólo ha sabido basarse en el strength of numbers para realizar un juego ofensivo colectivo, inclusivo e impecable, sino también dejar a su equipo con uno de los mejores ratings defensivos de la temporada un año tras otro. Curry ha sido el ejecutor, pero el técnico es el ideólogo del sistema. Recordemos que el base ya estaba en la Liga antes de que llegara su hoy entrenador. Pero solo ha ganado con él en el banquillo. Un argumento que puede ser ventajista, pero que no deja de ser cierto.

Además, tras la llegada de Durant el alero entró rápidamente en un sistema que ya estaba construido cuando, algo que también han hecho otros jugadores secundarios. Estos aspectos llevan también la firma de Kerr, que ha conseguido regular el nivel espiritual del grupo, manejar bien los egos, y conseguir que las estrellas se lleven bien la mayor parte del tiempo, algo complicado tras años y años ganando.

No se queda ahí la cosa. Si juntamos su etapa como entrenador y como entrenador, el profesional se queda con un total de 8 anillos de campeón (3 y 5 respectivamente), que pueden ser 9 si gana este año. Le superan Phil Jackson con 13, Bill Russell con 11, Sam Jones, K.C.Jones y Tom Heinsohn con 10. Puede igualar a Red Auerbach (9), y de momento tiene los mismos que Tom Sanders y John Havlicek (8 por cabeza).

Ya hemos mencionado a Lenny Wilkens. Necesitó 32 años en los banquillos para conseguir un anillo. Riley fue creador del showtime, Jackson ganó más que nadie, Popovich parece ser eterno... y Kerr ha conseguido en tan solo cinco años crear una de las mayores dinastías que se han visto en la NBA. Y sin bajarse de las Finales. ¿Se puede codear con estos entrenadores? Su lugar en la historia, lo decidirá el tiempo. De momento, le espera un nuevo campeonato.