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NBA | JAZZ 107 - ROCKETS 91 (1-3)

Los Jazz siguen con vida gracias a un Mitchell imparable (31+7+4)

El escolta metió 19 puntos en un último cuarto mágico para los locales (31-12). Excelente Ricky (18+11). Horrible 0/13 en triples de los Rockets en los 12 minutos finales.

AME3615. SALT LAKE CITY (ESTADOS UNIDOS), 22/04/2019.- El entrenador de Utah Jazz Quin Snyder (i) da instrucciones a los jugadores Ricky Rubio (c) y Donovan Mitchell (d) este lunes durante el partido de primera ronda de la NBA entre Utah Jazz y Houston Rockets, en Vivint Smart Home Arena en Salt Lake City, Utah, EE. UU. EFE/ GEORGE FREY
GEORGE FREYEFE

Habrá quinto partido. Después del palo que supuso para los Jazz la derrota del tercero, por el hecho de perder pero sobre todo por cómo se produjo, sacaron todas sus armas y, en especial, su corazón para tener una carta más que jugar en estos playoffs. Con un último cuarto tremendo, en el que todo lo que necesitaban se unió en comunión. Desde el ambiente infernal en la grada, siguiendo por la intensidad defensiva, continuando por los fallos en el tiro de tres del rival, con el banquillo aportando igual de bien que el resto del partido y con un Donovan Mitchell espectacular que vuelve a demostrar que su hábitat natural son este tipo de partidos.

Empezaron mucho mejor esta vez los locales, con un Jae Crowder protagonista como nunca (23+4 y 2 robos). Sólo hoy ha metido más puntos que en los otros tres partidos juntos. Volvió a ser titular en lugar de Favors, en un ajuste que parece haber funcionado. Se ha traducido en una derrota y una victoria, pero ahora la serie parece igualada en juego. Lo bueno para los Jazz es que esta vez su banquillo fue un torbellino, sobre todo dos jugadores. El propio Favors (12+11) y Royce O'Neale (11+11). Además los dos fueron claves en el último cuarto.

Después del descanso la cosa se torció. Los Rockets despertaron y a los Jazz dejaron de entrarles los tiros. 23-32 para los visitantes, que entraron en el último cuarto por encima. Harden esta vez sí las enchufaba (30 puntos, 6/12 en triples) y Chris Paul mandaba como en sus mejores días (23+8+7+5+2). Un golpe muy duro para un equipo que no estaba sobrado de moral. O eso pensábamos. Porque la forma en la que se levantó en el último periodo fue digna de ver.

Ayudados eso sí por la insistencia y el nulo acierto de su rival desde la línea de tres. 0/13 en triples firmaron los Rockets en el último cuarto. Daba igual quién tirase y desde dónde, allí no encestaba nadie. Sólo Paul parecía poner un poco de cordura intentando jugar a otra cosa que no fuese buscar al jugador liberado en el perímetro. Pero enfrente ya había despertado la bestia. Donovan Mitchell, que entró en los últimos 12 minutos con 12 puntos, iba a meter 19 en lo que quedaba de encuentro para finalizar con 31, 7 rebotes, 4 asistencias y la sensación de que a nacido para jugar partidos de playoffs. Se puede equivocar, como en el último tiro del otro día, pero se mueve como nadie en las situaciones de riesgo. El último jugador que metió más puntos que él en sus primeros 15 partidos de post temporada fue Kakeem Olajowon. Casi nada.

En un día en el que Rudy Gobert (sólo jugó 23 minutos) fue menos importante que nunca y Ricky Rubio más que ningún otro día de la serie (18+3+11). Con malos porcentajes, especialmente el 1/7 en triples, pero haciendo muchas otras cosas bien y jugando de forma mucho más inteligente que los jugadores que tenía enfrente. Habrá quinto partido pues. Será en Houston, donde lo lógico es que los Rockets no fallen. Pero lo que nos han demostrado estos dos últimos encuentros es que las fuerzas se han equilibrado y que ahora parece que los texanos sí necesitan sudar para ganar a su rival.