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NBA | ROCKETS 122-JAZZ 90 (1-0)

Los Rockets impresionan ante unos Jazz sin respuestas

Muy buen partido de los texanos, que se impusieron desde la defensa y encontraron siempre formas en ataque de hacer daño a Gobert.

Los Rockets impresionan ante unos Jazz sin respuestas
Troy TaorminaUSA TODAY Sports

Un año después, aunque esta vez una eliminatoria antes, los Jazz volvieron a parecer un equipo sin respuestas para las preguntas que hacen los Rockets. Al menos fue solo un partido (122-90) y ese es el meollo del asunto para los de Quin Snyder, entender que tienen que robar uno en Houston y que dan igual, en lo práctico, el resultado y las sensaciones de los demás. Ganar uno y no fallar en su pista. Parece fácil, pero es complicadísimo, claro. Tanto que si el miércoles vuelven a imponerse los de Mike D'Antoni el planteamiento volverá a ser el mismo (no fallar en casa y...) pero será muy difícil creer en las opciones de los Jazz. Si no lo es ya... o no lo era antes del inicio de la serie.

En semifinales del año pasado los Jazz llegaban agotados tras su tremendo esfuerzo (físico y mental) para sorprender a los Thunder, con Ricky Rubio lesionado y Donovan Mitchell tocado. Los Rockets habían sido una máquina de absoluta precisión y finalmente la eliminatoria tuvo muy poca historia. Ahora los Jazz llegaban frescos, pero quizá mustios porque la carambola de la última jornada les envió desde el quinto puesto a este duelo temprano con los Rockets, cuarto del Oeste solo por clasificación. Si en Regular Season los de Salt Lake City encuentran formas de incordiarles, todavía está por ver que puedan hacerlo en playoffs (están a tiempo, claro). Los Rockets, ya se sabe, se fueron enderezando desde un inicio lastimoso y ahora mismo parecen casi tan buenos como la temporada pasada, con su defensa otra vez temible gracias al regreso a tiempo de Jeff Bzdelik, el gurú que se fue en verano y tuvo que volver a la carrera cuando los Rockets se desomoraban. Literalmente.

Así que los Jazz tienen problemas en los dos lados de la pista: su defensa no pareció eficaz en esa gimnasia especial a la que obliga el enfrentamiento contra James Harden pero su ataque estuvo tan apagado ante los ajustes y cambios constantes de Bzdelik y el juego físico contra Donovan Mitchell que dio la sensación de que poco importaba si aparecía por fin el bulldozer defensivo de un equipo que, al menos, volvió al partido (59-44 al descanso) en el inicio del tercer cuarto (hasta un 66-61) y estaba, entre unas cosas y otras, todavía a 10 ya en el último (83-73). Los Rockets respondieron a cada pequeño punto de inflexión con fortaleza, seguridad y jerarquía. Fueron muy, muy superiores y ni siquiera tuvieron que exprimir a Harden: 33 minutos, 26 tiros (11/26), 29 puntos, 8 rebotes, 11 asistencias.

Los Jazz trataron de replicar algo parecido a la defensa de los Bucks que se hizo famosa en Regular Season por estorbar a Harden, obligándole a atacar desde el perfil derecho y en viajes constantes contra un pívot que ejerce de ancla. Pero Rudy Gobert fue muy agresivo, se alejó demasiado del aro y aparecieron las vías de aguas: las ayudas llegaban tarde sobre todo sin Favors en pista y el colapso para evitar las bandejas dejaba solos a los tiradores: 50% en lanzamiento para unos Rockets con siete juadores en dobles figuras de anotación. Mientras, los texanos hacían sudar a Mitchell (19 puntos, 18 tiros, ninguna asistencia y 5 pérdidas) y liberaban a los defensores de cualquier tirador que no fuera Joe Ingles (3 puntos, 1/4): 39% los Jazz con un 26% en triples y 17 asistencias por 18 pérdidas. Ricky acabó con 15 puntos y 6 asistencias y Gobert con 22 puntos y 12 rebotes, pero los Jazz no estuvieron nunca cómodos. Snyder dijo en cuanto acabó el partido que más les vale encontrar nuevas formas de proteger el aro. Y es cierto, pero también de anotar con fluidez y de liberar a Mitchell para que ataque como a él le gusta y no como quieren que lo haga unos Rockets que dejaron una excelente imagen pero que tienen que recordar que, vuelvo al principio, esto es solo un partido y cualquier patinazo en su pista convertirá Salt Lake City en territorio comanche. Y al fondo, ya se sabe, una hipotética semifinal del Oeste contra los Warriors ahora un paso más cerca. Quedan tres.