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El proyecto de los Utah Jazz será puesto a prueba en playoffs

El equipo de Quin Snyder va a jugar los playoffs por tercer año consecutivo después de una meritoria reconstrucción; la fase final servirá para valorar el proyecto de la franquicia.

Mitchell, en un partido con los Jazz
Rocky WidnerNBAE/Getty Images

Desde que en 2011 Jerry Sloan abandonara los Jazz, la franquicia entró en una nueva etapa de la que no estaba claro cuando se iba a salir y cuyo final sería más incierto que nunca. Hablar de la historia de Utah es hablar del mítico entrenador, que estuvo 22 años entrenando al equipo antes de que una discusión con Deron Williams, estrella del equipo por aquel entonces, que se trasladó a los despachos, donde también tuvo sus más y sus menos con Kevin O'Connor (General Manager) pusiera punto y final a uno de los matrimonios más largos de la historia.

Tras el abandono del equipo por parte del técnico, llegaron los años difíciles para los Jazz. Tyron Corbin no pudo salvar la temporada (ya sin Deron Williams) en el equipo y aunque llegó a playoffs en la 2011-12, fue llevando al equipo a menos en las dos siguientes campañas para ser despedido tras la 2013-14, cuando finalizó con un récord de 25-37.

Tras la odisea, había que reconstruir. Los Jazz apostaron por Quin Snyder en los banquillos. Era el perfil ideal: un entrenador joven, que si bien no tenía experiencia como entrenador jefe, que había estado como asistente en las tres campañas anteriores con Sixers, Lakers y Hawks respectivamente, y que podía crecer con el equipo. Una persona cercana que sería capaz de hacer un proyecto a largo plazo con distintas piezas y con jugadores a los que poder enseñar los fundamentos del baloncesto. 

El técnico puso directamente sus esperanzas en Rudy Gobert. Un pívot joven, con una envergadura espectacular y con un margen de mejora muy grande, capaz de ser el líder de la defensa y con capacidad de progresión en el ataque. El francés tan solo había disputado 45 partidos con apenas 9 minutos por juego el año anterior con Corbin, pero Snyder contó con él desde el principio y le dio responsabilidades, perfilándose como su mentor y ayudándolo a crecer.

Los Jazz quedarían undécimos y no jugarían playoffs, pero mejoraron en 13 victorias el récord de la última campaña (se quedaron en 38-44), mejoraron en ataque y sobre todo se convirtieron en un bastión defensivo, pasando de recibir 111 puntos por cada 100 posesiones a quedarse en 104. Jugadores como Joe Ingles, Derrick Favors, Alec Burks o Dante Exum iban formando la base en la que el equipo se sostendría en el futuro más cercano.

Al año siguiente siguieron mejorando y se mantuvieron en la lucha por los playoffs hasta la última jornada. La derrota ante los Lakers (Los 60 puntos de Kobe Bryant en su retirada) fue intrascendente, ya que la victoria justo antes de los Rockets les dejaba fuera de la fase final. Sin embargo, llegaron a las 40 victorias y siguieron mejorando sus números. 

En las dos temporadas siguientes sí llegaron a playoffs. Con Gordon Hayward como héroe en la pista, los de Salt Lake City llegaban a la fase final en 2017 cuatro temporadas después y ganaban a los Clippers en un séptimo partido impresionante dando la sorpresa para ser barridos por los Warriors en semifinales. Además fue la primera temporada de 50 victorias del equipo desde la salida de Sloan. Al año siguiente repitieron resultado. Sorpresa ante los Thunder en primera ronda a pesar de perder a Hayward (se fue a Boston) y luego a Rodney Hood (a Cavs en el mercado de fichajes). La llegada de Donovan Mitchell (el mismo año que Ricky) le daba un nuevo jugador franquicia a la ciudad y llenaba el futuro de esperanzas. 

El proyecto se examina en los próximos playoffs

La presente campaña marcará un punto de inflexión en el proyecto. Es el quinto año con Snyder y lo suyo sería como mínimo, igualar lo conseguido en las dos últimas temporadas. Sefolosha o Korver dan veteranía al equipo, que tiene un líder en la ofensiva (Mitchell) en la defensa (Gobert) y en el banquillo (Crowder) además de jugadores como Ingles o Favors que le dan solidez al equipo. La plantilla no estuvo especialmente involucrada en rumores de traspasos más allá de la posibilidad de que llegara Conley por Ricky (finalmente no ocurrió). El propio jugador español ya dijo en El Larguero que las próximas eliminatorias serían clave para comprobar la solidez del proyecto... y para decidir su futuro (acaba contrato este año).

Es posible que a los Jazz les falte todavía algún jugador para convertirse en un equipo aspirante, pero no cabe duda de que el proyecto está funcionando. Aún les quedan cinco partidos y pueden llegar a las 50 victorias por segunda vez en tres años y una vez más están teniendo un espectacular final de campaña y van a llegar con su plantilla a pleno rendimiento para la fase final. 

Ahora mismo marchan quintos de la Conferencia Oeste y se enfrentarían en primera ronda a los Blazers, cuartos, un equipo factible por tradición (se les atragantan los playoffs en los últimos años) y por plantilla, donde han perdido a Nurkic. Todavía no se han decidido los cruces, pero los Jazz tienen un examen esta temporada en playoffs y tendrán que apretar para demostrar la fiabilidad del proyecto y para seguir llenado de esperanzas a los aficionados de Salt Lake City de cara a un futuro que podrían, por qué no, dominar.