Cazorla: "La gente me para por la calle y me desea suerte"
Maite Cazorla se convertirá el viernes en la primera española en disputar una Final Four de la NCAA. Cumple su cuarto año en las Oregon Ducks.
Maite Cazorla llegó el martes a Tampa, donde el viernes se juega la Final Four de la NCAA. La base grancanaria, de 21 años y estudiante de Psicología en la Universidad de Oregón, será la primera española en disputarla. "Es muy difícil y estoy muy orgullosa. Ya que estamos aquí, ojalá ganemos".
Maite ha mamado el baloncesto desde pequeña. Dos de sus hermanos, Juan Pedro y Carlos, ganaron la Recopa con el Baskonia en 1996. Este último tuvo una dilatada carrera en la ACB: Baskonia, Fuenlabrada, Caja San Fernando... "Crecí viéndolos jugar. El baloncesto venía dentro de mí", cuenta Maite, que este fin de semana tendrá el apoyo de los suyos en Tampa.
Esta Final Four será la primera para las Oregon Ducks, que cuentan con una de las sensaciones del torneo, Sabrina Ionescu, favorita al 1 en el draft de la WNBA. "Es una pasada. Nunca había conocido a una jugadora que tuviera esa facilidad para anotar y coger rebotes".
El periplo universitario de Maite comenzó tras la plata del Mundial Sub-17 de 2014, aquel en el que España, con Ángela Salvadores a los mandos, a punto estuvo de tumbar a EE UU en la final (77-75). "Tenía ofertas de varias universidades. Oregon estaba muy interesada y el hecho de que hubiera un español me transmitía confianza. Estaba acostumbrada a estar fuera de casa (pasó cuatro años en Barcelona, en el Siglo XXI), pero aquí se hablaba otro idioma… Hice una visita y me encantó. Las instalaciones son una pasada, pero lo que más me gustó fue el ambiente en el equipo: parecían una familia".
Pasa sus días entre las aulas y el gimnasio. "Tengo clase por la mañana. Luego hacemos pesas de 12:30 a 13:30 y después dos horas de entrenamiento. Por las tardes o a primera hora de la mañana, a veces tengo tutorías. Se preocupan mucho por ti deportiva y académicamente. Si una clase te cuesta, te ponen un tutor".
La universidad se ha volcado también con su equipo de baloncesto. "Tener 11.000 personas animándote en un partido femenino es una pasada. Cuando yo llegué no venían más de 1.000, pero esta temporada en casa teníamos 7.000-8.000. Cuando vas por la calle la gente te saluda, te pide una foto, te desea suerte… ".
Este será su último año, pero todavía no quiere pensar en el futuro. "No tengo ni idea de qué haré el año que viene. Sé que quiero jugar profesionalmente, pero no sé dónde. Me gustaría España, pero estoy abierta a otras ofertas". Por ahora, su única cita es con una Final Four histórica para el baloncesto español.