Ginóbili, la noche de Halloween... y el ataque al murciélago
El escolta vivió en la noche de Halloween de 2009 uno de sus momentos más recordados. Después, tuvo que vacunarse contra la rabia.
Manu Ginóbili ya tiene su número 20 retirado en el At&T Center de San Antonio, la casa de los Spurs, el hogar en le que completó una carrera NBA de 16 años con la misma camiseta. Siempre en playoffs, siempre por encima del 50% de victorias. Con Cuatro anillos, a las órdenes de legendario Gregg Popovich y junto al legendario Tim Duncan. Fue dos veces all star, fue Mejor Sexto de la NBA en 2008 y sus hazañas son todavía recordadas en Bolonia y no digamos en su Argentina natal, donde logró un éxito legendario en los Juegos de Atenas 2004, dos años después de una plata que pudo ser oro en el Mundial de Indianápolis.
Y, con todo eso. Con su competitividad legendaria, su eurostep imparable, sus pases por debajo de las piernas del rival y sus decisivas acciones defensivas, hay un momento de su carrera que siempre sale a relucir cuando se habla de él y no tiene que ver con títulos o canastas ganadoras: el golpe al murciélago. Fue, además, en una noche de Halloween, en octubre de 2009, y en un Spurs-Kings. Un enorme murciélago recorría la pista hasta que Ginóbili lo apartó con un tremendo guantazo. El golpe dio la vuelta a la mundo, los Spurs confirmaron un par de días después que el animal había sobrevivido y el propio Ginóbili tuvo que advertir a quienes quería imitar su heroica acción: "No fue una gran idea. Porque los murciélagos son una parte importante de nuestro ecosistema y porque, además, pueden transmitir la rabia. Así que me están poniendo inyecciones con las vacunas pertinentes. Son menos de un 3% los que transmiten esta enfermedad, pero es mejor no correr riesgos. Por favor, que nadie haga algo así en su casa. Que nadie se acerque a murciélagos, ratas, tejones y animales similares".
Los murciélagos han sobrevivido a Ginóbili en el At&T, donde siguen haciendo acto de presencia y retrasando partidos. El Coyote, la mascota de los Spurs, se enfrenta a ellos bien equipado y, a veces, vestido de Batman. De esta forma, lo que podría ser un incordio se ha convertido en un ritual que adora el público de San Antonio, que aclama al Coyote y que incluso corea a Ginóbili ("Manu, Manu, Manu") en recuerdo a su acción de 2009. Esto no solo pasa en San Antonio y también sucede en el pabellón de los Jazz en Utah, por ejemplo, pero no con tanta frecuencia. La razón es simple: el At&T se encuentro en plena ruta migratoria entre México y la reserva natural de Bracken Cave, donde de marzo a octubre se reúnen hasta 20 millones de murciélagos, la mayor colonia del mundo. El calor del pabellón les atrae... y el resto es historia. Y folclore, porque aseguran que los Spurs no pierden nunca cuando se ve a un murciélago por su pabellón. Claro que, en la era Popovich, no pierden mucho en su pista en ningún caso.
Los jugadores visitantes se lo toman con filosofía. D'Angelo Russell salió corriendo para evitar cualquier contacto, Trae Young ha reconocido que le dan pánico y Brook Lopez demostró la enorme pasión por los cómics y la ciencia ficción que comparte con su hermano Robin y que hace que sean dos jugadores muy queridos por todo el entorno NBA: "Si algo hemos aprendido del mito moderno de los superhéroes es que si ves un murciélago y este te muerde, tienes un 75% de opciones de convertirte en superhéroe. Claro que la otra opción es ponerte muy, muy enfermo. Pero me molaría ser un superhéroe, así que dejaría que me mordiera. Me pondría a tiro y a ver qué pasaba. Ya es cosa del murciélago, ser un superhéroe o no es cosa del destino. Pero lo intentaría". Ginóbili tuvo su momento... y acabó con vacunas contra la rabia.