Los Bucks consiguieron hacerse con un encuentro importante, ganando 108-94 a los Rockets, en el que era más un duelo individual que grupal y acabó tornándose, como no podía ser de otra forma, en todo lo contrario.

El partido tenía un sentimiento especial, sobre todo por parte del público local: los gritos de MVP, a la previa montada alrededor del encuentro con todo este tema como centro de atención, las reacciones de Antetokounmpo cada vez que anotaba... Para ellos, en concreto para el griego, era una forma de hacer notar que la carrera por el premio individual más prestigioso de la NBA sí existe, esté quien esté por delante.

Tres triples de Danuel House abrieron la brecha en el primer cuarto (15-25, minuto 10), pero los Bucks reaccionaron bien. Dos jugadas pusieron al público en pie antes del descanso: un mate fallado de Brook Lopez que tres segundos después se convirtió en un triple y un ídem de Pat Connaughton, el tercero en esa mitad. Harden estaba dominando con el recurso del floater y los Bucks, pese a las bajas, llevaba muy bien el ritmo entre contraataques, los menos, y estáticos jugados a diez segundos.

A Budenholzer le salió bien poner a Sterling Brown, que estuvo valiente, y a Eric Bledsoe, que estuvo atinado, juntos como exteriores. Con ellos en pista tras el descanso llegó el desparrame: en el tercer cuarto, con 11 puntos casi seguidos del Bledsoe, dos jugadas de Middleton y el 4º triple de Connaughton, la diferencia subía exponencialmente (83-69, minuto 34). Y ahí ya no hubo más tela que cortar. 

Es la tercera victoria consecutiva de los Bucks. En el momento más bajo y justo cuando se confirma que Donte DiVincenzo (MVP de la última Final Four de la NCAA) no podrá jugar en lo que queda de temporada, es importantísimo: se distancian de los Raptors y crecen las opciones de que terminen como número 1 del Este.