Un Devin Booker sublime (37+8+11) asalta del Oracle Arena
El escolta de los Suns metió 17 puntos en el último cuarto. Un Curry muy fallón tuvo el triple para empatar. Durant se perdió los últimos 6 minutos por lesión.
Hace poco que los Sixers ganaban en Oklahoma poniendo fin a la peor racha de derrotas de un equipo contra otro. Llevaban 19 seguidas y le pasaron la marca a los Suns, que acumulaban 18 ante los Warriors. Anoche jugaban en Oakland. Era el partido más desequilibrado del Oeste por clasificación. El primero (45-20) contra el último (15-52). 31 partidos de diferencia. Pues a los de Phoenix les ha durado en su poder bastante menos que a los de Philadelphia el dudoso récord.
Y eso que los Warriors empezaron como una apisonadora superando los 15 puntos de ventaja ya en el primer cuarto. Todo hacía indicar entonces que sería una victoria sencilla para los campeones. Pero estos Suns llevan dos semanas que no tienen nada que ver con el resto de su temporada. Salvo días contados, ya no son la perita en dulce a la que cualquiera quería enfrentarse. Han ganado cinco de sus últimos siete partidos, tumbando a los Heat en Miami o a los Bucks en casa. Y ahora esto, ganar en el Oracle Arena. Parece que quieren desquitarse en lo que queda de Liga de la penitencia que supuesto, un año más, la temporada.
A falta de 6 minutos para el final y con 91-91 en el marcador se produjo una acción clave. No vamos a decir que decisiva, porque a esas alturas los Suns ya llevaban un buen rato peleando el partido de tú a tú a los Warriors. Pero sin duda les facilitó el trabajo. Durant se lesionó el tobillo al caer sobre el pie de Deandre Ayton. El alero se marchó al vestuario y su equipo tuvo que afrontar los últimos minutos sin él. A este imprevisto se le unieron varias cosas.
Por un lado el horrible día en el tiro de Stephen Curry (6/20, 4/15 en triples), por otro la impresionante defensa de los Suns cerrando líneas de pase en el tramo final del partido. Y por último, y quizá lo más importante, un Devin Booker en estado de gracia. El escolta, que en casi cualquier otro equipo de la Liga sería tratado ya como superestrella, demostró una vez más la clase de jugador que es. 37 puntos, 8 rebotes, 11 asistencias y 2 robos. 17 puntos en el último cuarto y una auténtica exhibición en los últimos cinco minutos.
Aún con todo, hasta el último momento dio la sensación de que los Warriors se llevaban el partido. Después de que los Suns lograran una ventaja de 11 puntos, éstos comenzaron a cometer errores y los locales a defender, a hacer transiciones rápidas y a reducir la distancia en un visto y no visto. Daba la sensación de que a los de Phoenix se les iba a escapar la victoria por culpa de la inexperiencia y la presión de jugar en esa pista, especialmente cuando con tres abajo y 20 segundos por jugarse, Curry se plantó en la línea tres liberado tras un gran bloque de Draymond Green. Pero no era el día del '30'. El tiro no entró, el rebote se lo quedaron los visitantes y ahí se acabó la historia.