Otro lío para los Lakers: la NBA investiga contactos con Simmons
La liga quiere saber si se ha violado su reglamento después de que Magic Johnson haya hecho público que el base autraliano quiso reunirse con él.
No corren los mejores tiempos para los Lakers, desde luego. Después del fiasco del caso Anthony Davis, el equipo está décimo en el Oeste, intentando no descolgarse de la durísima carrera por los playoffs del Oeste mientras gestiona su plaga de lesiones y la vuelta al cien por cien de un LeBron James que ha pasado por la baja más larga de toda su carrera. Pero lo peor ha sido la incapacidad para alcanzar un acuerdo con los Pelicans por Anthony Davis, la forma en lo que todo se acabó cociendo ante los medios y todo lo que ha venido después, con la sensación de que la pareja Magic Johnson y Rob Pelinka no está haciendo amigos, precisamente, en la NBA. Magic entró al trapo cuando le preguntaron si había considerado limpios los motivos de Nueva Orleans para no plantearse una oferta que llegó a ser muy importante antes del cierre del mercado el pasado jueves y ahora, cuando ese asunto todavía colea, Magic y los Lakers se ven metidos en otro jaleo por otra estrella de la liga, en esta caso Ben Simmons, el base australiano de los Sixers.
El asunto finalmente parece que quedará en nada, pero incide en esa imagen demasiado ruidosa que empiezan a transmitir los despachos de los Lakers: al parecer, y según lo que han ido confirmando todas las partes, un miembro de los despachos de los Sixers (Allen Lumpkin) contactó con los Lakers en nombre de Ben Simmons, que se había propuesto reunirse al termino de esta temporada con varias leyendas de la NBA para tratar de aprender con ellos y convertirse así en mejor jugador. Uno de sus objetivos obvios era Magic, un guard muy grande y un adelantado a su tiempo con el que se ha comparado a Simmons desde antes incluso de su llegada a la liga. Pelinka se puso en contacto con Elton Brand, conversación entre general managers, y este último rechazó que se produjera esa reunión en el futuro. Y hasta ahí. Nada más, en principio.
El problema es que esto sucedió en noviembre y Magic Johnson lo sacó a relucir ante los medios el domingo, antes del partido entre Sixers y Lakers en Philadelphia. ¿Qué necesidad tenía de hacer publico algo así? A priori, ninguna. El caso es que el asunto corrió como la pólvora y Mike Bass, portavos de la NBA, anunció que la liga investigaría si se había producido alguna infracción de sus normas. Otro borrón en el expediente de Magic y los Lakers aunque finalmente, como parece que va a suceder, quede en nada, ya que los angelinos aseguraron que no harían nada sin acuerdo por escrito de los Sixers y el propio Brand ha quitado hierro al asunto y ha asegurado que tiene una gran relación con sus homónimos de L.A., que no había sucedido nada dañino y que tiene la certeza de que Simmons tendrá una larga y próspera carrera en su actual equipo. Hasta el jugador ha reconocido que es él el que quiere aprender de un exjugagador como Magic.
La sombra del tampering, los contactos ilegales con jugadores con contrato, sobrevoló a los Lakers durante todo el intento de traspaso por Anthony Davis. Y Magic, en algo que empieza a perjudicarle (o eso parece) en su imagen ante el resto de la NBA, ya ha demostrado otras veces tener la boca muy grande. En abril de 2017 los Lakers se llevaron una multa de 500.000 dólares porque su presidente bromeó en el programa de Jimmy Kimmel sobre su relación con Paul George, que ya había asegurado que no renovaría con los Pacers y que quería ir a los Lakers (acabó en los Thunder). Las palabras de Magic llevaron a una investigación en la que la NBA vio contactos entre Pelinka y el agente de George, Aaron Mintz. Después, en un caso surrealista que demostró que Magic estaba ya en la diana, el dirigente de los Lakers fue multado por decir que Giannis Antetokounmpo lo tenía todo para ganar anillos en su actual equipo, los Bucks. Anthony Davis acaba de ser multado (50.000) por su petición pública de traspaso. Y, en fin y aunque esto quede como parece en nada, se trata de otra exposición mediática no deseable para los Lakers y, sobre todo, una que no habría tenido lugar si Magic no hubiera hecho unas declaraciones innecesarias el domingo. No son los mejores tiempos en el Staples, no.