D'Angelo: de sacrificado por los Lakers a poner rumbo al All Star
El base está jugando a un excelente nivel en unos Nets que son una de las sensaciones de la temporada. En verano será agente libre restringido.
Ya todo el mundo está al tanto después de algunas semanas en las que estaban pasando algo por debajo del radar: los Nets son una de las sensaciones de esta temporada en la NBA. Un equipo que está logrando salir, poco a poco y con un trabajo silencio y excepcional, de uno de los mayores pozos de la historia, una reconstrucción casi imposible tras el crescendo irresponsable de Prokhorov ante el traslado del equipo a Brooklyn. El traspaso por Paul Pierce y Kevin Garnett, cuyas consecuencias sienten los Nets todavía, envió a la franquicia por debajo de la zona cero. Y desde ahí empezaron a trabajar, con paciencia y visión a medio y largo plazo, el general manager Sean Marks y el entrenador Kenny Atkinson.
Ahora los Nets, una franquicia que agentes y jugadores ven cada vez con mejores ojos por su trato al roster y su excelente trabajo de desarrollo de talento, marchan 24-23 después de tres victorias seguidas, las dos últimas con remontadas memorables ante Rockets y Magic. Han ganado 16 de los últimos 21 partidos que han jugado y están por primera vez por encima del 50% de triunfos entrado enero desde la temproada 2012-13, la primera tras la salida de New Jersey. Y todo tras perder hace casi diez semanas a Caris LeVert, que estaba en plena explosión y que apuntaba a firme candidato a Jugador Más Mejorado. Él, D'Angelo Russell, Jarrett Allen, Spencer Dinwiddie... todos son muestra de la filosofía de los Nets: espacio para los jóvenes, confianza, química en la pista y apuesta en los despachos por ir rebañando talento y picks de donde se podía y a base de adquirir contratos tóxicos. No quedaba otra.
En una de esas operaciones, se quedaron con los millones de Mozgov que querían liberar los Lakers para tener espacio para LeBron James (objetivo conseguido) a cambio de recibir a D'Angelo Russell, un número 2 del draft que llegaba con 21 años (no ha cumplido todavía 23) como cebo de unos Lakers que, en todo caso, le iban a dar otro 2 (en 2017, dos años después) a otro base, Lonzo Ball. Magic Johnson y Rob Pelinka, el nuevo orden de los Lakers, apostaban por un plan en el que no cabía D'Angelo, que llegó muy joven y verde a un equipo en la peor crisis deportiva de su historia y que despedía a Kobe Bryant mientras trataba de redefinir sus liderazgos.
La pasada campaña, tras aterrizar en Brooklyn con la sombra de la decepción pegada a su sombra (algo injusto con un jugador de 20 años que venía de promediar más de 15 puntos y casi 5 asistencias), se tuvo que operar en una rodilla que ya le había dado problemas en L.A. Fue descendiendo hacia el anonimato y no obtuvo la extensión de su contrato rookie, por lo que afrontaba una temporada tras la que sería agente libre restringido (qualyfing offer por encima de los 9 millones). Pero la campaña que podía enviarle definitivamente al purgatorio de las estrellas a mitad de camino está siendo la de su redención: promedia 19 puntos y 6,4 asistencias, que se disparan a 23,2 y 7,4 en un mes de enero de ascenso imparable de unos Nets en los que además de anotar lidera con una madurez cada vez más visible. Con la rodilla en perfecto estado, la confianza de Atkinson y su finura intacta (con ella aterrizó desde Ohio State) ha anotado al menos 20 puntos en 8 de los últimos 10 partidos, siete o más triples en 3 de los siete últimos y acaba de firmar 40 puntos y 7 asistencias con un 8/12 desde la linea de tres en la remontada ante los Magic, contra los que sostuvo a su equipo, que esataba en medio de una horrenda primera parte colectiva, con 19 puntos seguidos.
En su actual nivel se le puede contar entre los aspirantes a Jugador Más Mejorado, aunque no vaya a llevarse el premio. Sí puede ser, si se suma el excelente rendimiento de su equipo, all star en Charlotte 2019, lo que supondría un premio increíble para un jugador que comenzaba la temporada con muchas dudas y la sombra de ser un pick 2 revoloteando sobre su cabeza. Ahora está jugando como tal y, con todavía 22 años pero ya la suficiente experiencia (en escenarios donde uno se curte como L.A. y Brooklyn), lidera a un equipo ejemplar que avanza hacia, contra todo pronóstico, los playoffs. Y hacia un verano en el que, en Brooklyn o en otro sitio, le espera un gran contrato. Si sigue como hasta ahora, sin duda.