Justo el partido anterior a que se lesionase Jimmy Butler, Embiid dijo que no estaba contento con su rol en ataque desde la llegada del ex de los Wolves. La verdad es que sus números habían caído respecto al inicio de temporada. Ahora van dos encuentros en los que no han contado con Butler y el camerunés ha promediado 36,5 puntos, 19 rebotes y 4,5 asistencias. Pero a los Sixers no les ha servido de nada.

Porque venían de un récord de 9-3 con Jimmy Butler en el campo y ahora se encuentran con este 0-2 y quintos, después de que les hayan adelantado los Celtics y los propios Pacers, las dos mejores rachas de la NBA. Y eso que los de Philadelphia empezaron jugando de lujo y hasta mediado el tercer cuarto fueron dueños y señores del partido. Al descanso Embiid ya llevaba 28 puntos y 14 rebotes (acabó con 40 y 21). Esos números le meten directo en los libros de historia de la franquicia. Nadie hacía algo igual desde Charles Barkley en 1990. Los otros cuatro jugadores Sixers con algún partido de 40+20 (Chamberlain, Barkley, Schayes y Cunnigham) están en el Hall of Fame.

Pero fuera de la exhibición de el pívot, sólo J.J. Redick (22) y Simmons (18+9+4+2) le apoyaron. Y eso es muy poca gente para contrarrestar la fuerza de uno de los equipos más en forma de la liga. Los Indiana Pacers no paran de ganar. Lo hicieron durante muchos partidos sin Victor Oladipo y, ahora que ha vuelto su estrella, lo siguen haciendo sin depender excesivamente de él. Metió 14 puntos y repartió 9 asistencias en 31 minutos. Buen partido, pero igual que el de unos cuantos más.

Thaddeus Young (26+10+5) está en una forma envidiable. Bogdanovic (18+5+2) las enchufa desde cualquier sitio. Sabonis (14+16) sigue haciendo barbaridades desde el banquillo. Y ayer también se unió Corey Joseph (14+3+4). Sin olvidar a Evans, Turner o Collison. Mucha gente haciendo muchas cosas. Demasiado para estos Sixers que empiezan a dar síntomas graves de tener una plantilla corta que no se puede permitir no tener en el campo a una de sus tres estrellas.