Exhibición de Doncic en Houston y los Mavs ya están en playoffs
El esloveno volvió a ser el mejor de los suyos y dejó algunas jugadas de pura magia. James Harden acabó con un triple-doble estéril (25+11+17).
Fiesta mayor en Dallas. Los Mavericks lograron su segunda victoria a domicilio en el mejor sitio posible: en la cancha de sus archienemigos, los Houston Rockets. El derbi texano se resolvió con mucha más facilidad de lo esperado, con unos Mavs dominadores que lograron su tercer triunfo consecutivo poniéndose por encima del 50% de victorias y en el octavo puesto. Primera vez que pisan los playoffs en la temporada. Y con su mejor rating ofensivo en más de tres años (133.3).
Y una vez más Luka Doncic volvió a ser el más destacado de los suyos con un partido muy completo: 20 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias, con un 54,5% en tiros de campo y un 42,9 en triples. Sólo un punto negativo, las pérdidas de balón (cuatro anoche) que a día de hoy es el único aspecto de su juego que aún le falta por depurar. El resto es de jugador que lleva toda la vida en la NBA. Y ayer marcándose algunos highlights de los que se les quedan grabados al aficionado en la mente y construyen la imagen de jugador especial que, más allá de esas jugadas puntuales, ya lo es. Pero esto ayuda y mucho.
Nada más empezar el partido metió un triple en la cara de Harden totalmente esquinado, engañando al actual MVP, saliéndose prácticamente de la cancha y casi desde detrás de la canasta. Una barbaridad. Pero él mismo se superó al meter la última canasta de la primera mitad. Un triple desde el medio del campo sobre la bocina para poner 18 arriba a los suyos. Un golpe de genialidad, un clavo más en el ataúd que le estaban preparando a los Rockets.
El equipo de Houston, que sigue sin Chris Paul, lleva cuatro derrotas seguidas y son penúltimos del Oeste. Ni un espectacular triple-doble de Harden (25+11+17, con 6 robos y 8 pérdidas) les sirvió para cortar la mala racha. Sin el base a su lado, Harden se encuentra demasiado sólo. Lo que el año pasado funcionaba como un reloj y permitía que no se notase la baja de alguna de las dos estrellas, esta temporada se convierte en un drama.
Los Mavericks son el caso contrario. Comparten con los Clippers el mejor récord en los últimos 10 partidos (8-2) y se ponen octavos. Es cierto que la mayoría de triunfos los consiguen en casa y que cuando salen a la carretera suelen sufrir, pero han conseguido victorias de bastante mérito últimamente: Celtics, Warriors o Thunder han caído en el American Airlines. De repente todo parece funcionar y lo que al principio parecía un equipo destinado a sobrevivir ahora son un grupo de jugadores competentes, con varios casos muy destacados. Harrison Barnes, J.J. Barea, DeAndre Jordan... El que más y el que menos está jugando cercano a su mejor nivel, y si eso pasa los Mavs tienen un puñado de buenos jugadores y un entrenador para llevarles más arriba de lo previsto.