Este verano parecía que una historia de amor de años se hacía realidad. DeAndre Jordan dejaba los Clippers y firmaba por el equipo de su ciudad, los Dallas Mavericks. No era la primera vez que la franquicia texana intentaba su fichaje. La que más cerca estuvo de hacerse fue en 2015, cuando DeAndre había acordado de palabra marcharse a Dallas y el día antes de firmar el contrato se echó atrás y renovó con los Clippers.

Pero este año al fin se decidió a dar el paso. Ya lleva 13 partidos jugados con los Mavs, con 11,2 puntos, 13,7 rebotes y 1,3 tapones en 32,8 minutos de media. Pero más allá de las estadísticas, la sensación que da en la cancha es la de jugar con esa motivación principal, la de engrosar sus propias estadísticas, que la de ayudar realmente al equipo.

Según Tim MacMahon, de ESPN, la franquicia de Dallas empieza a estar frustrada con la actitud del jugador: "No os dejéis llevar por los números sólidos de DeAndre Jordan. Está siendo una decepción para los Mavs. Ha tratado a los compañeros de forma incorrecta con lo que ellos perciben como una forma de jugar egoísta. El ejemplo más flagrante fue cuando le quitó un rebote defensivo a Luka Doncic sin que ningún rival lo estuviese peleando, empujando por la espalda al rookie para apartarlo del balón. El desinterés de Jordan por hacer ayudas en defensa está siendo un gran problema para los Mavs que están aprovechando los rivales".

Los Dallas Mavericks son el 22º equipo de la liga en rating defensivo y sus rivales tienen un 62,4% de acierto en la zona. No se le puede achacar toda la culpa a DeAndre Jordan, pero parece evidente que no está haciendo todo lo que puede para solucionarlo. El contrato de Jordan es de una sola temporada por 22 millones. Si la situación no cambia radicalmente en lo que queda de curso parece difícil que el año que viene siga en los Mavs.