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R.J. Barrett: el canadiense que puede quitarle el número 1 del draft al próximo LeBron James

Compañero de equipo de Zion Williamson, este escolta es el ojito derecho de toda la prensa especializada. En 2017 destrozó a EE UU en el Mundial Sub-19.

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R.J. Barrett: el canadiense que puede quitarle el número 1 del draft al próximo LeBron James
ANDY LYONS AFP

El 8 de julio de 2017 no fue un día más en la corta carrera de R. J. Barrett. Se jugaban las semifinales del Mundial Sub-19 entre Estados Unidos y Canadá y la todopoderosa selección americana cayó derrotada a manos de sus vecinos del norte. Era la primera vez que caía en esta categoría desde 2011. Seis años sin parar de ganar, hasta que se les cruzó en su camino un escolta que ya entonces (a dos años vista) era el favorito número 1 para el draft de 2019.

Fueron 38 puntos, 13 rebotes y 5 asistencias antes de abandonar la pista por faltas a pocos minutos del final. Canadá jugó aquel partido sin su capitán y base titular, Lindell Wigginton. Más motivo aún para elevar a los altares a ese chico que tres días después le daría el título mundial a su selección ante Italia. Acabó el torneo como MVP con 21,6 puntos, 8,6 rebotes y 4,3 asistencias en siete partidos. Entonces jugaba en el instituto en Florida y ya era conocido por todos los que vigilan a los futuros proyectos en Estados Unidos. Pero fue allí, en Egipto, en ese Mundial y en esa exhibición ante la selección estadounidense cuando empezaría a forjarse su verdadera leyenda.

Desembarco en Duke

Poco más de un año después debutaba con Duke en la NCAA ante Kentucky, una de las grandes universidades. La suya, Duke, historia del baloncesto universitario. Un partidazo para medirle en un nuevo escenario que también iba a exigirle lo máximo. ¡Y vaya si lo dio! 33 puntos en 32 minutos (50% en tiros de campo, 3/7 en triples). Máxima anotación en la historia de Duke en un partido de debut. Añadió 4 rebotes y 6 asistencias. Y algo que no sale en los números pero que es lo que realmente enamora a todo el que le ve. Su forma de jugar, de estar en la cancha. Actúa como un veterano con solo 18 años.

Si destacar en la universidad ya atrae muchos focos al otro lado del charco, hacerlo en este equipo es publicidad doble. Porque Duke es la gran sensación del inicio de curso. Ha barrido a los dos rivales con los que se ha enfrentado gracias en gran parte a un trío que ya se perfila como el podio del draft de 2019. Aunque hasta ahora la mayor parte de los focos se los ha llevado Zion Williamson, una máquina de highlights al que muchos empiezan a comparar con LeBron James. Los que le hayan visto en acción seguro que se han quedado impresionados. Un jugador con esa capacidad física, velocidad, potencia de salto, dominio de la pintura y visión de juego sería número 1 prácticamente seguro cualquier año. Y, sin embargo, puede que se caiga al 2. Es pronto y sólo puede ser, aún no hay ninguna certeza. Pero si finalmente no es el primer elegido el próximo verano, todo apunta a que el culpable será Barrett.

¿El exterior definitivo?

¿Y qué tiene este canadiense para seguir siendo favorito al 1? Es el jugador exterior perfecto. Un proyecto de superestrella evidente que ya juega como si tuviese mucha más edad de la que tiene. Con una capacidad innata para anotar (la suavidad de su mano izquierda es una delicia de ver), le acompaña un físico que sin ser espectacular sí que es muy eficiente. Sus 2,01 de altura y 91 kilos de pura fibra le permiten arrancadas muy difíciles de parar, así como buscar el aro en vuelo sin ninguna dificultad. Su impresionante actuación ante una defensa de bastante nivel como la de Kentucky es buena muestra de todo su arsenal ofensivo.

En ese partido su constante ataque hacia el aro fue lo que realmente empezó por desnivelar la balanza en favor de los suyos. Nadie fue capaz de detenerle y parece difícil que alguien pueda hacerlo en la liga universitaria. Además, también suele aportar en la creación con varias asistencias por partido y es un gran lanzador de contraataques. La defensa, donde no muestra ese nivel top, tampoco se puede considerar como un punto débil de su juego. Toda esa mezcla y la sensación de que es el proyecto más hecho a estas alturas hacen de Barrett el jugador por el que suspiran muchas franquicias de la NBA.

Si hubiese que destacar una virtud por encima de las demás, seguramente sería su capacidad para cambiar de dirección con el balón y lanzar en movimiento. Un recurso en el que se muestra como un auténtico maestro. También tiene una gran zancada que dificulta sobremanera a sus defensores que, por si tuviesen poco ya, se encuentran con un atacante que no rehuye el contacto. Es más, le encanta y domina muy bien esa situación para sacar ventajas, ya sea para ganar espacio o sacar faltas. Los tiros libres quizá son su punto débil.

Una pareja para hacer historia

Ahora mismo Zion es el único que le puede discutir el número uno. Pero resulta difícil pensar que un jugador tan bien pulido, con tanto talento y con un techo aún por descubrir no se valore muy en serio para esa primera elección. Lo que es seguro es que esta temporada nos espera un espectáculo tras otro en cada partido de Duke. Un duelo de dos futuras estrellas, ahora compañeros, pero también rivales en el próximo draft.

ZION WILLIAMSON Y RJ BARRET