El escenario comienza a ponerse peliagudo para el Movistar Estudiantes. El equipo colegial no da con la tecla en este inicio de temporada y este domingo sumó ante un serio y disciplinado Tecynconta Zaragoza su tercera derrota consecutiva para un total de cinco. Y cuatro de ellas no ha sido contra rivales imposibles: Manresa y Joventut en casa; Breogán y el equipo aragonés, fuera. Ahora llega el Barcelona al Palacio y se viaja a Gran Canaria para hacer frente a un desesperado Herbalife antes del parón de selecciones... 

Los colegiales, en esta ocasión, mostraron algo más de casta en el Príncipe Felipe que frente a Baskonia y Joventut. Al menos no cayeron por desidia. Hubo falta de acierto desde el perímetro (7 de 25), poca paciencia cuando la remontada era posible y la endémica defensa punching ball: en el primer cuarto, 6 rebotes ofensivos permitidos; al descanso, 6 de 12 desde el triple para un 45% en tiros de campo el Zaragoza y 48 puntos recibidos. Muchos si tu arsenal ofensivo no es el de la marina estadounidense en Midway. 

El cubano Javier Justiz y sus 210 centímetros bailaban a su antojo en la zona (8 tantos y 3 tapones para 14 de valoración) e intimidaban a todo bicho viviente. Además, Okoye (19) rozó la perfección: 4 de 4 de tres en el primer tiempo antes de desinflarse. En los dos últimos encuentros, el nigeriano suma 8 de 11. Nada mal.

Y a pesar de ello, los estudiantiles estuvieron ahí. Al iniciarse el tercer periodo solo iban cinco abajo (48-43) y el cuarto, seis (66-60). A siete minutos del final, se pusieron a tiro de tres (70-67).  Soportaron las incesantes cargas de los de Porfirio Fisac, que siguen teniendo un problema en defensa (recibe 87,3 tantos por encuentro), que rondaban eternamente los siete y diez tantos de diferencia, pero sin llegar a matar.

Radovic y Seibutis cierran el partido

Si Fran Vázquez embocaba desde la media distancia, Gentile respondía. Si Okoye acertaba desde el exterior, Brizuela se lanzaba como un loco hacia el aro rival. El vasco, 15 puntos, sigue siendo lo más estable que tienen los colegiales a estas alturas de la vida. Y si Seibutis (18 tantos) se sacaba de la manga penetraciones perfectas o lanzamientos esquinados, Clavell (más cómodo fuera que en Madrid) alcanzaba ciertos momentos de inspiración: 18 tantos.

Tras el 70-67 con canasta de Jankovic, el Tecnyconta tiro de clásicos. Ajustó en defensa y dejó que el Estu se ahogara solo. Radovic aprovechaba que Gentile llegaba a la cuarta falta para atacarle y Seibutis se entonaba con siete tantos casi seguidos (87-74). El último arreón colegial fue un espejismo. Fueron más ganas que realidad. Los colegiales navegan entre mareas misteriosas y esa historia ya se ha contado antes... y no acaba nada bien. Mientras que el Zaragoza, tras dos duras campañas, mira con ilusión la Copa. Es estabilidad. Es veteranía. Es Fisac.