Corbacho se vistió de Curry: ocho triples y el GBC resucita
Cinco en el último cuarto, hasta metió un 3+1 y se unió a Burjanadze para sumar la segunda victoria, de forma consecutiva en casa, de los donostiarras ante un Burgos que entra en problemas.
El Delteco Gipuzkoa saca fuerzas y moral no se sabe muy bien de dónde, pero este muerto está muy vivo. Por plantilla, por sensaciones y por una pretemporada casi inexistente, en blanco por las lesiones de muchos jugadores importantes, era un candidato serio a la LEB Oro. Pero las piezas van sanando y el equipo crece. De hecho, aunque partía en esta jornada como colista (1-6) las seis derrotas que luce son engañosas porque hubo cuatro en las que dio la cara y estuvo a punto de llevárselo. El caso es que el partido que anunciaba, tal vez por primera vez en la historia reciente de la ACB, más público visitante que local (se acercaron unos 700 seguidores del Burgos y no hubo más por la escasez de plazas hoteleras ante la celebración el domingo de l Behobia-San Sebastián y lo tardío del choque) se rompieron las previsiones porque se creció algo en los tristes dos mil fieles locales que acostumbran a poblar el Donostia Arena. Había tan buen ambiente, la mejor entrada del año, que el baloncesto quiso montar un buen cuarto final.
Si ante el Granca se estrenó al fin el cuadro donostiarra esta vez ha dado un paso más. Con Corbacho descomunal (ocho triples, cinco de ellos en el último cuarto, y una jugada de 3+1), se llevó un partido ante el Burgos que vale por dos, porque mete a los castellanos en la zona caliente (solo tienen un triunfo de ventaja sobre Murcia, Estudiantes, Breogán y Granca, a los que aprieta el zapato del drama). Diego Epifanio trató de proteger el average por si acaso, pero casi se queda en la máxima diferencia (al final fue -9 y tuvo poco antes un -10),
El GBC está convencido de seguir compitiendo. Solo necesitaba que el físico le responda y un líder tirando del carro. Thompson estuvo estelar en el desarrollo, pero las estrellas brillaban para otro. Los 25 puntos de Corbacho le aclararon quién es el jefe. El juego interior vasco andaba oxidado (especialmente Barro) y dejó las riendas a la leyenda del Obradoiro. Es un jugador muy irregular, débil en defensa y en ocasiones apocado, pero cuando aparece en escena iluminado es imparable. Esa fama le llevó hasta el Baskonia tiempo atrás, aunque no triunfó. El coraje lo puso el equipo vasco, tras un primer tiempo frío, con muchos errores. el segundo fue más anotador, vibrante, y con los capos del Burgos desaparecidos. Gutiérrez dirigió muy bien y Burjanadze entró en ese despertar liderado por Corby. Se vistió de Curry con sus clásicas canastas defendidas y tan lejos como Donostia de Oakland. Apoyado en un buen colchón de ventaja, el equipo de Valdeolmillos tomó acertadas decisiones al final. La corbata ya no le aprieta al técnico como si fuera una soga.