'Titán' Ayón y un gran Rudy sacan músculo ante Jasikevicius
El Madrid remontó dos veces para ganar un partido que se le puso muy difícil. Llegó a perder por 14. Ayón lo hizo todo bien y Rudy encendió la traca final con cuatro triples seguidos.
Kaunas era una plaza de altura para probar la racha del Madrid. Elevaba el nivel en este arranque de la Euroliga. Esperaba Jasikevicius, de corazón siempre azulgrana, y el Zalgiris. El entrenador de moda y el equipo revelación de los últimos meses en el Viejo Continente. La dificultad de la pendiente creció con los arreones lituanos que pusieron a los de Laso contra las cuerdas. No una, sino dos veces. La primera, con la bocina del primer cuarto: 32-18. Y la segunda, a 13 minutos del final: 64-54.
Los blancos entraron al cuarto periodo seis abajo y destrozaron las opciones verdes con una fantástica actuación defensiva. La carencia del principio se convirtió en virtud para cerrar la velada. Campazzo, Carroll, Rudy, Deck y Ayón subieron el listón atrás hasta convertirlo en un muro infranqueable. El mexicano fue el capo del encuentro, hizo de todo y todo bien. Hubiera tocado la perfección de no haber errado tres tiros libres (5 de 8). Primero sostuvo a los suyos con movilidad e inteligencia y luego remató al adversario (13 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias, 3 recuperaciones, un tapón y 8 faltas recibidas para 30 de valoración). MVP de la jornada. Se anticipó y robó balones, acosó a sus pares y asistió desde los postes, generó espacios y atacó por velocidad en un día gris de Tavares, que cayó en la trampa del Zalgiris. Tampoco Llull anduvo fino en la dirección.
La traca final de Rudy
A los últimos cinco minutos se entró con empate a 73. Quedaba la traca final, la de Rudy, que hizo saltar por los aires las ilusiones del Zalgirio Arena, cancha hostil para él desde aquel enganchón con Jankunas en el Palacio hace seis años. Reventó el pulso con cuatro triples seguidos, a los que añadió talento en defensa y 7 asistencias. El Madrid sigue en vena de triunfos, trece sin fallo en lo que va de curso.
Los partidos son como las personas, no hay dos iguales por mucho que se parezcan. Pero el de este viernes en Kaunas nos recordó al de la segunda jornada en Milán. Entonces, el Madrid le remontó 15 puntos al Armani para agarrar la victoria casi al vuelo. Perdía 28-13 al final del primer cuarto y le dio la vuelta al calcetín con las actuaciones estelares de Campazzo y Randolph.
Esta vez no fue 15, sino 14 la desventaja tras el primer acto: 32-18. El Zalgiris atacaba bien y resolvía mejor, de manera atípica en los tiempos que corren. Con tiritos de cinco metros, como en la década de los ochenta antes de que se pintara la línea de tres. Wolters desequilibraba la defensa y Brandon Davies y, sobre todo, Jankunas hacían el resto: meterlas. A Tavares le cogían o demasiado hundido o a contrapié. Los de Jasikevicus apenas usaban el triple (2 de 2 al descanso), aunque acabaron la batalla con un sobresaliente 31 de 50 en tiros de dos.
Campazzo y el quinteto protagonista
El quinteto protagonista del último cuarto lo fue también en la reacción del segundo, aunque la entrada de Randolph con su velocidad en las transiciones ayudase mucho a completar la remontada. La rubricó el propio Randolph a la vuelta del vestuario: 12-28 para el 44-46. Los de Laso recuperaban el mando y... lo perdían en seguida. Jankunas conectaba de nuevo con el aro y aparecía el recién fichado Derrick Walton. Su velocidad amargó a Llull antes de que dejara su sitio a Campazzo y una canasta y un 2+1 de la última incorporación del Zalgiris abrió otra brecha: 64-54.
La capacidad de levantarse hace grande a este Madrid. Espíritu de lucha, experiencia para encarar los momentos críticos y una plantilla muy amplia en la que siempre asoma alguien. Esta vez, Ayón y Rudy. Mención de honor. Pero también Campazzo, que en el acto decisivo armó bien el ataque, buscó y encontró a sus compañeros. Y atrás presionó muy arriba aliado con Ayón (18 pérdidas locales). El Real recuperó el juego por la línea de fondo, cortó bien y abrió el campo por ahí para quebrar la defensa lituana. La racha de Rudy, cuatro triples en los últimos cuatro minutos, a los que Randolph añadió un quinto, coronó un parcial de 8-28 que hubiera tumbado al ogro más feroz. El Madrid saca molla.