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Analísis: Budenholzer quiere convertir a Giannis en LeBron

El nuevo técnico de los Bucks ha transformado a su equipo en un auténtico candidato replicando el modelo de éxito de los Cleveland Cavaliers.

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Analísis: Budenholzer quiere convertir a Giannis en LeBron

Esta noche se juega el mejor partido de lo que va de temporada, si atendemos a la clasificación y a las sensaciones de los dos contendientes: Milwaukee Bukcs-Toronto Raptors. Los dos llegan al encuentro con un 6-0 en la clasificación y quien gane será el único equipo invito de la liga. Otro día habrá que hablar en profundidad de estos Raptors que han cambiado de entrenador (el mejor de la pasada temporada) y de estrella y parecen mejores aún. Pero hoy es el turno del que probablemente sea el conjunto que ha vivido una revolución más grande en su juego con unos resultados tan positivos.

Quien compare a estos Bucks con los de las últimas temporadas ya se dará cuenta a simple vista que no juegan igual. Y hay un único responsable de este cambio: Mike Budenholzer. El suyo fue el fichaje del verano para la franquicia, por encima de cualquier jugador. Los últimos años todos los analistas coincidían en señalar al banquillo como el gran problema. Jason Kidd nunca llegó a sacar el máximo potencial de un grupo de jóvenes jugadores que tenían su límite en el cielo. Consiguió meterles en playoffs, pero nunca les hizo competir de tú a tú con los verdaderos gallos de la Conferencia Este. Y la razón parecía ser que no se aprovechaban correctamente las virtudes de su plantilla, comenzando por la máxima estrella del equipo.

Cuando Budenholzer llegó en verano tenía muy claro qué teclas había que tocar para pasar de ser un equipo de la zona noble a un aspirante real. La clave estaba en abrir la pista y tirar más de tres. Ese es su estilo. En cuatro de sus cinco temporadas en Atlanta estuvieron entre los diez que más triples intentaban, mientras que las cuatro campañas de Kidd en Milwaukee el equipo siempre estuvo entre los siete peores de la liga en este aspecto. Dos formas de entender el juego diametralmente distintas. Pero resultaba que la de Budenholzer le venía como anillo al dedo a este grupo, y en especial a Giannis Antetokounmpo.

Cuando tienes un jugador como el griego no hay que darle muchas vueltas. Hay que buscar la fórmula en la que mejor rinda. Una fuerza de la naturaleza como él no puede desaprovecharse ni lo más mínimo. Y parece que la idea es convertir a los Bucks en unos nuevos Cavaliers y a Giannis en un nuevo LeBron. Muchos jugadores abriendo el campo, dejando todos los espacios posibles por dentro para que Antetokounmpo arrase en la zona. Y en el caso de que le hagan dobles (o incluso triples) coberturas, encontrar siempre a un compañero fuera a quien pasar el balón. Pero para eso necesitas que tu jugador clave sepa pasar y que los que estén en el perímetro sean tiradores fiables y tengan la confianza para jugarse los lanzamientos. Y eso es justo lo que está ocurriendo.

Los Bucks son el mejor equipo de la liga en triples anotados (6,2 más que la temporada pasada), el segundo en triples intentados (15,1 más) y el noveno en porcentaje de tiros de tres (2,5% mejor). Ha pasado de ser el 15º equipo más anotador al 5º (de 106,5 puntos por partido a 119,3). El caso que mejor ejemplifica este cambio de mentalidad es el de John Henson. El pívot nunca había destacado por su tiro de larga distancia. En sus primeros seis años en la NBA había metido un triple en 391 partidos. En los seis de esta temporada ya lleva tres. Si alguien piensa que puede ser casualidad, el propio jugador confirma que no: "Cuando contrataron al entrenador me llamó y me dijo que debería entrenar mi tiro de tres. Que lanzase todo el día de tres y que no hiciese otra cosa. Especialmente desde la esquina. Porque quería que tuviese un porcentaje cuando menos aceptable para que, llegada esa situación, lanzase con confianza".

Otro ejemplo de lo que iba a pasar desde los primeros momentos de Budenholzer en el banquillo de los Bucks. A Donte DiVincenzo le eligieron en el puesto 17 del draft, pero antes de esa noche ya tenían claro que lo querían y así se lo hicieron saber al escolta, al que explicaron la nueva dirección que iba a tomar el juego esta temporada. "Hace poco le confesé al entrenador que era hasta inquietante lo mucho que se parece el sistema que ejecutamos con el que teníamos en Villanova", explicaba DiVincenzo, en referencia a la forma de jugar de la Universidad con la que se proclamó campeón de la NCAA este año y donde fue nombrado MOP de la Final Four por hacer lo que mejor sabe: enchufarlas de todos los colores, muchas de ellas de tres. Justo lo que premia ahora su primer técnico en la NBA.

A todo esto hay que sumarle que Budenholzer ya contaba en la plantilla con uno de los mejores triplistas de la liga (y unas cuantas cosas más) como es Khris Middleton. Ahora mismo está el tercero en triples anotados, el undécimo en intentados y el cuarto con mejor porcentaje. Un escudero de auténtico lujo para Antetokounmpo que el próximo verano firmará un nuevo contrato, presumiblemente por el máximo, teniendo en cuenta que hablamos de una estrella de la liga. Quizá no de primerísimo rango, pero sí inmediatamente después.

Y luego está Giannis. Bastaría con decir que es uno de los máximos favoritos al MVP para explicar su trascendencia en el equipo. Un jugador capaz de hacer de todo (excepto curiosamente meter triples con regularidad) y hacerlo como el mejor. Por ejemplo, ahora mismo es el máximo reboteador defensivo de la liga. Pero hay un estadística de Giannis que también explica a la perfección la nueva forma de jugar de estos Bucks. Son sus asistencias, y más concretamente cómo las reparte. Hace un año el 47,6% de sus pases que acababan en canasta eran con un triple. Este año ese porcentaje ha subido al 70%. Hace justo lo que tantas veces le hemos visto hacer a LeBron. Penetrar y sacar el balón fuera. Y ahora no lo hace como recurso, ahora lo tiene interiorizado como una parte esencial de su juego.

Para eso tiene que tener la mayoría de las jugadas compañeros bien abierto a los que encontrar desde la zona. Y aquí se ve otra tendencia de los nuevos Bucks que demuestra que buscan más el perímetro que en años anteriores. Son los tiros de media distancia (los que tienen un porcentaje de acierto menor en la NBA). Los de Wisconsin eran el noveno equipo de la liga la pasada campaña. Destinaban un 11,4% de todos sus tiros a hacerlos desde esa zona de la cancha. Este año son los penúltimos y han bajado su porcentaje hasta el 6,4%.

Y aunque la gran revolución les ha llegado en el ataque, también en defensa han logrado ser un conjunto mejor. Algunos datos: Han pasado de ser el 15º equipo que más puntos permitía al 27º (en registros similares a equipos considerados élite defensiva, como Grizzlies y Pacers, y mejor que otros a los que se les supone ese nivel, como los Jazz o los Warriors. La efectividad de sus rivales en tiros de campo ha pasado de 46,8% a 39,6% (la más baja de toda la liga, la única por debajo del 40%). Y la efectividad desde el triple ha pasado del 37,2% al 30,7%, la tercera por la cola. Además son el mejor equipo de la liga en rebotes defensivos y en tapones. El aro de los Bucks está sellado para los contrarios.

De momento todo esto está en el debe de Mike Budenhozer, un técnico considerado como uno de los mejores de la liga (ganador del premio a entrenador del año en 2015) y que con este inicio de curso no hace más que reivindicar ese estatus. Esta noche reciben a los Toronto Raptors y el jueves visitan a los Boston Celtics. Si salen de estos dos partidos con un 6-2 nadie podrá echarse las manos a la cabeza. Estos dos equipos son los grandes favoritos a día de hoy para jugar la final del Este. Pero ganen o pierdan estos encuentros, los Bucks se han ganado el derecho a tenerlos en cuenta para esa disputa que cada vez parece menos de dos y más de tres. Porque estos Bucks de Budenholzer van muy en serio.