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Ricky y sus inicios: "Pregunté a mis padres si me dejaban viajar"

Con motivo de sus 28 cumpleaños, el base de Utah Jazz concedió una entrevista a NBA España. Ya son 14 años en la élite del baloncesto, ocho en la Liga norteamericana.

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Ricky Rubio, durante un partido de los Utah Jazz.
George Frey EFE

Ricky Rubio lleva media vida en la élite del baloncesto. El base debutó en la Liga Endesa con el Joventut a los 14 años y este domingo cumplió los 28. Una ya larga carrera que comenzó el 15 de octubre de 2005 en Granada. "Pensaba que ni iba a viajar, que todo había sido cosa de (la) pretemporada y que volvía al equipo cadete. Me vino Aíto (García Reneses) y me comentó si podía viajar. En ese momento le dije: 'Voy a preguntar a mis padres si me dejan' (risas). Fui a Granada y pensé que eso ya era un premio..., pero no, iba a jugar", recuerda el internacional a NBA España sobre unos inicios que lo llevarían de la Penya al Barcelona y de la Ciudad Condal a la Liga norteamericana.

En la NBA suma ya ocho temporadas entre Minnesota Timberwolves (2011-17) y Utah Jazz (2017-...). En Salt Lake City, Ricky ha redescubierto su mejor versión en un equipo bien trabajado, duro y de calidad, que tiene a Quin Snyder como jefe supremo. "Es un entrenador diferente que cuida mucho el detalle, que tiene muy claro que sistema y cómo jugarlo. Se adapta también a la evolución del baloncesto", comenta el de El Masnou. "Es un sistema en el que puede haber estrellas, pero por encima de todo está el equipo. Sabe manejarlo todo: desde egos hasta cómo sacarnos el máximo provecho. Ha sido una gran lección para mí poder aprender y jugar para él", asegura Rubio, que el año pasado disputó los primeros playoffs de su carrera.

Junto a Raúl López

Esta campaña en Utah coincidirá con un viejo amigo: Raúl López. El exjugador militó en los Jazz entre 2003 y 2005 y ahora regresa como ayudante de Snyder. "He entrenado los dos últimos veranos con él. Lo admiró muchísimo. Tiene mucho talento y muchas cosas que enseñar", continúa un jugador al que la vida le cambió completamente en la primavera de 2016 cuando su madre, Tona Vives, falleció a los 56 años por culpa de un cáncer. 

La muerte de su mayor fan hizo que Rubio modificara su escala de valores y creó la Fundación Tona Vives, destinada a la investigación del cáncer de pulmón. "Fueron momento complicados, en los que cada uno los pasa de forma diferente. Yo los interiorizo, muy a mi pesar, pero me ayudaron familiares y amigos", recuerda. "Entré en un bucle de leer libros y aislarme del mundo. La meditación también me sirvió. No hay una fórmula exacta sobre cómo pasar una crisis así".