Mientras se juega la temporada 2019-20, también se están disputando las próximas. Siempre es así en una NBA que acaba de convulsionar con el anuncio de la petición de traspaso de Anthony Davis, que a través de su agente Rich Paul, el mismo de LeBron James, ha comunicado a New Orleans Pelicans que no ampliará su actual contrato (termina en el verano de 2020).

Esto, algo que se daba casi por seguro y más con la franquicia de Nueva Orleans en otra temporada decepcionante en lo deportivo, ha provocado un movimiento sísmico por el momento elegido, antes del cierre de mercado (el 7 de febrero) y de un próximo verano en el que en principio los Pelicans iban a ofrecer a Davis una extensión de contrato más alta de la que cualquier otra franquicia puede darle: casi 240 millones por cinco temporadas. Si otro equipo se hiciera con él como agente libre en 2020, no podría pasar de 4 años y 152 millones. Y si Davis cambia de franquicia vía traspaso, la nueva heredaría sus Bird Rights pero solo podría llegar a 5 años y 205 millones en su extensión, también más baja que la oferta de unos Pelicans que lo tienen, sin embargo, crudo: este anuncio de Rich Paul hace oficial lo que el propio Davis ha reconocido, que su legado deportivo le importa ahora mismo más que firmar por la máxima cantidad posible de millones.

A partir de ahora empiezan unas cábalas que tienen en su centro a los Lakers, que quieren otra gran estrella para jugar con un LeBron que tiene una relación muy estrecha con Rich Paul, también agente de Davis y que ha sido el encargado ahora de mover ficha. En realidad, se puede deducir sin ser demasiado enrevesado, para dar ventaja a los angelinos con respecto a Boston Celtics, otro equipo que tiene a Davis en su punto de mira y que cuenta con tantas piezas jóvenes como los Lakers y más bazas en forma de futuras rondas de draft. Porque, y es una de las claves de cualquier posible operación, los Celtics no pueden hacerse con Anthony Davis hasta que se abra el mercado veraniego.

Porque para los aficionados de los Celtics se abriría un escenario ideal. Lo que ya es un súper equipo podría serlo todavía más sin desprenderse de Kyrie, Hayward, Horford o Tatum y presentando una oferta a los Pelicans a partir de los Brown, Rozier, Smart, Williams... y los picks que todavía tiene amasados Ainge, entre ellos el de los Kings (seguramente, tal vez aunque difícilmente de los Sixers) de la próxima primera ronda. Si los Pelicans se inclinan por vender, los Celtics tienen material para negociar y son, junto a los Lakers, los que se señalan ya como destinos predilectos del jugador.

Pero, sin embargo, los fans de los Celtics no podrían disfrutar de Davis hasta, y eso en el mejor de los casos, la temporada, 2019-20. El traspaso no se puede hacer hasta el próximo mes de julio, ni siquiera (sí se podría apalabrar) en la jornada del draft 2019. Lo explica el periodista Keith Smith: tanto Kyrie (en los Cavs) como Davis firmaron la extensión de contrato rookie bajo la figura del jugador designado (lo que se conocía la Rose rule por Derrick Rose). Según el convenio actual, y una vez que se firma bajo esa condición se cumplan o no luego todas las condiciones para maximizar esos contratos, cada franquicia solo puede tener un jugador así que haya llegado vía traspaso. Como ese es el caso de Kyrie, que aterrizó vía trade con los Cavs, los Celtics no pueden hacer otra operación por otro en vigente extensión de contrato rookie como jugador designado.

Eso cambiaría en cuanto Kyrie salga al mercado y firme un nuevo contrato que ya deje atrás esa extensión: a partir de ahí los Celtics sí podrían ir a por Anthony Davis ya que el base no cubriría esa citada cuota. Pero también podrían torcerse más las cosas para sus pretendientes sí Davis (no parece muy probable ahora mismo) firma una extensión con los Pelicans como jugador designado ya veterano. En ese caso no podría ser traspasado en otra temporada completa, así que no saldría como mínimo hasta la 2020-21. Es la figura que rechazó de los Spurs Kawhi Leonard antes de irse traspasado a los Raptors.