A Kobe Bryant, desde luego, le van bien las cosas desde que jugó su último partido como profesional en la NBA (sus 60 puntos a los Jazz después de 20 años en los Lakers, el 13 de abril de 2016). Desde entonces ha ganado un Oscar (al mejor corto de animación), ha tenido a su tercera hija (Bianka), se ha asentado con su programa de análisis (Detail) en ESPN... y las cosas le van de maravilla en el mundo de los negocios.

En agosto de 2016 puso en marcha Bryant-Stibel, una iniciativa junto a Jeff Stibel para invertir 100 millones (inicialmente) en los campos de la tecnología, los nuevos medios de comunicación, el egaming... Y su marca Kobe Inc., que concentra sus movimientos de inversiones y patrocinios marcha viento en popa. Tanto que Darren Rovell acaba de publicar que su inversión de 6 millones de dólares hace cuatro años y medio en la bebida BodyArmor vale ahora unos 200 millones (30 veces más) después de que Coca-Cola haya anunciado que ha comprado una parte de las acciones de la bebida para deportistas, que se comercializó como una especie de “Gatorade más sano”.

Los 6 millones que invirtió Kobe representaban el 10% de la compañía (en marzo de 2014), de la que ahora Kobe es el cuarto mayor propietario. Cuando el exjugador invirtió, BodyArmor había producido 10 millones en venta. Ese concepto podría superar los 400 millones en 2018.

Kobe ganó más de 300 millones en sus contratos con los Lakers y al menos la misma cantidad en acuerdos fuera de las pistas.