10-0 en casa, 1-7 fuera. Está claro que cuando está de por medio el TD Banknorth Garden el factor cancha cuenta. Mucho. Después de un 3-3 sin victorias visitantes, los Celtics (igual que en primera ronda ante los Bucks) se juegan el pase a su primera Final desde 2010 ante LeBron James, el jugador que ha representado al Este en las siguientes siete Finales y que ha ganado 23 eliminatoria de su Conferencia seguidas.

LeBron lleva cinco séptimos partidos seguidos ganados, todos desde una derrota en 2008... en el Garden. Entonces fue en segunda ronda. Ahora, los Celtics, que nunca ha perdido una serie a siete en la que han arrancado 2-0 (37-0) lo fían todo a la vuelta a casa en un serie totalmente marcada por la superioridad de los locales. Y Marcus Smart abraza la tradición de lo que supone jugar partidos decisivos con los Celtics: “Ahora lo único que importa es ganar el partido. No va a ser bonito. Tienes que salir a la pista dispuesto a ir al barro y ensuciarte. No puedes jugar pensando en salir guapo en la foto. Va a ser una pelea de perros y hay que estar preparados. Para salir con la nariz ensangrentada o con la boca ensangrentada... Hay que salir a jugar preparados para la pelea”.

Terry Rozier también confía en las posibilidades de un equipo que ha demostrado una capacidad de lucha extraordinaria: “Por encima de todo, va a ser muy divertido. Necesitas que toda la ciudad de Boston nos apoye. LeBron es distinto a cualquier otro jugador pero no puede ser una excusa. Tenemos que acabar el trabajo. Estamos deseando jugar el partido. Tenemos que ser muy agresivos, hacer que pasen las cosas que queremos que pasen. No creer que por jugar en casa lo vamos a tener hecho”.

Jaylen Brown apela a la grada: “Creo que va a ser más ruidoso de lo que nunca lo hemos visto. Y eso es mucho decir si hablamos del Garden”. Al Horford asegura que el pabellón va a tener una atmósfera “eléctrica” y Brad Stevens resume así el sentir de su equipo: “Estaremos preparados”. No va más en el Este.