NBA

Mo Bamba, un alienígena en el draft 2018: 2,40 de envergadura

El pívot de la universidad de Texas (20 años) apunta al top-5 del próximo draft con unas cualidades físicas nunca antes vistas en la NBA.

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Mo Bamba, un alienígena en el draft 2018: 2,40 de envergadura

El 21 de junio se celebra el draft 2018 de la NBA, con la enorme expectación que siempre despierta esta cita y el plus que aporta el hecho de que estemos ante una generación de jugadores en la que se adivina muchísimo talento. Así fue en 2017. Distintas pintan las cosas, a priori, para 2019, con una clase en la que hay menos expectativas.

Salvo sorpresa mayúscula, Luka Doncic compartirá el top-3 con dos interiores como DeAndre Ayton y Marvin Bagley. A partir de ahí, más opciones a la sorpresa y a los movimientos hacia arriba o hacia abajo, y algunos jugadores señalado como claros top-10 con opciones de subir mucho. Entre ellas, Mohamed Bamba, pívot de 20 años que ha jugado una temporada en Texas y que acaba de poner patas arriba el NBA Combine con un récord de envergadura casi inhumano: 2,40 metros. Atrás quedan los 2,36 de Rudy Gobert (la misma cifra de, por ejemplo, el pívot del Real Madrid Tavares).

Mamba mide 2,16 (con zapatillas) y tiene un standing reach (altura sin despegar los pies del suelo con los brazos en alto) de casi tres metros. Solo con eso, es obvio que ya va a recibir una consideración muy seria en el draft. Pero además lo que apunta como jugador (todavía con mucho por desarrollar, claro), le acerca al top-5 y a equipos como los Mavericks, que buscan un jugador de sus características tras el fiasco de Noel y que también barajan tentar a DeAndre Jordan (e incluso a DeMarcuys Cousins) de nuevo cuando se abra el mercado.

Mamba es un producto de Harlem (Nueva York), que en Pennsylvania se convirtió en uno de los grandes objetivos de las principales universidades. Kentucky, Duke y Michigan quedaron por el camino y eligió Texas, donde en su única temporada ha promediado 12,9 puntos, 10,4 rebotes y 3,7 tapones. Acabó en el mejor equipo defensivo de la Big-12 y firmó actuaciones prodigiosas como su 22+15+8 ante Kansas. Con él en pista, los Longhorns tenían un increíble 89,6 de ratio defensivo.

Obviamente, sus facultades como protector del aro son un anzuelo suficiente para casi cualquier franquicia. Las comparaciones con Gobert o Capela son obvias. Tiene que fortalecer el tren inferior para imponer su físico en el baloncesto profesional pero ya tiene buenos fundamentos defensivos e instinto (no solo envergadura) para defender el aro. Y en ataque está desarrollando un tiro que los expertos creen que puede ser una opción viable a largo plazo. Su finalización por encima del aro es, obviamente, su punto fuerte. Una garantía con esos 2,40 de envergadura que le convierten en un espécimen nuevo que llegará a la NBA el próximo curso... desde un puesto muy, muy alto del draft.