ESTUDIANTES | NIK CANER-MEDLEY
"Sería una mala idea no esperar por un jugador como yo"
Nik Caner-Medley, ala-pívot del Movistar Estudiantes, analiza en As cómo ha sido su temporada, la primera de su segunda etapa como colegial.
Cuando el Movistar Estudiantes anunció ‘¡Nik is back!’ las emociones se desataron en la afición colegial. Caner-Medley retornaba tras seis años alejado de los patios del Ramiro. Volvía el MVP, uno de los gigantes de un pasado remoto en el que el club no peleaba por evitar el descenso o, simplemente, por crecer en la Liga Endesa. Había mayores metas. Pero para él todo sigue igual. Como su corazón azul. “El Estu no ha cambiado mucho, es el mismo y me encanta. A toda la gente le gusta el baloncesto, hay mucha pasión en el trabajo, los eventos… es diferente a otros clubes en los que he estado y es algo bueno. Su afición también es especial porque tiene un equipo con 70 años de historia. Cuando estuve en otros lugares vi la diferencia”, afirma a As un ala-pívot que en solo dos temporadas se ganó el corazón del Palacio.
Fueron cursos para enmarcar. Sobre todo el segundo. En la 2010-11, el de Beverly (Massachusetts) conquistó cuatro MVP de la jornada, tres del mes y formó parte del mejor quinteto del campeonato con 14 puntos y 18 de valoración de media. Después, el punto y seguido: Valencia, Maccabi, Unicaja, Astana y Mónaco. “Cuando me fui ya tenía planeado volver”, comentó en septiembre, cuando se anunció su fichaje para el segundo proyecto de Maldonado. Pero algo había cambiado: Nik (20/10/1983) se fue a los 27 años y regresó con 33.
La edad, los problemas físicos y familiares han marcado una campaña difícil para él. Su mente quería hacer cosas que su cuerpo no le permitía. Y se notó en sus números. En su ansia durante los partidos. No estaba cómodo y se reflejaba cuando estaba sobre el parqué. “No ha sido mi mejor temporada, pero ahora me siento mucho mejor que en diciembre, enero… No soy de dar excusas, eso es lo primero, sin embargo tuve problemas con la rodilla y luego, cuando me sentí bien, llegó lo del pie. Es la primera vez en mi carrera que tengo problemas con las lesiones y ha sido muy difícil estar a mi nivel normal”, señala el estadounidense en las gradas del Magariños minutos antes del entrenamiento del equipo. “Además, tengo un rol un poco diferente al de años anteriores y necesité algo de tiempo para realizar la transición. Es distinto cuando empiezas desde el banquillo y luego sales a pista con ‘paquetes’ de minutos definidos. Es un ritmo diferente”.
“También fue complicado fuera de la pista. Mi abuela falleció de cáncer en noviembre al igual que mi perra, que llevaba con ella doce años e iba conmigo a todos lados. Era parte de mi familia. Y todo es mucho más duro cuando no te sientes bien”, continúa. “A pesar de ello, he tratado de trabajar con actitud positiva. Si estás rodeado de gente buena, con compasión en esos momentos, es mucho más fácil. Los entrenadores, Salva (Maldonado) y Sama, estuvieron conmigo para lo que necesité y eso no es solo un compañero, es un amigo. Al igual que Willy (Villar). Cuando estás en una situación así, ves quienes son tus amigos y tu familia. Estoy muy contento y agradecido de haber estado aquí en esos malos momentos”.
En su primera etapa, el ala-pívot vivió el último playoff de los colegiales. Desde ese 2010, el Ramiro vivió dos descensos no materializados en los despachos y pocas esperanzas de volver a tiempos mejores. Sin embargo, en este par de cursos con Maldonado el viento ha cambiado y los colegiales han dado pequeños pasos hacia arriba. Cortos y medidos. Pero pasos adelante, al fin y al cabo. “Una de mis motivaciones cuando regresé era ayudar a entrar en playoff. Hemos ganado un partido más que el curso pasado y tenemos el mejor balance desde hace ocho años. Es algo importante. Es positivo. Porque es difícil, después de tanto tiempo, llegar y directamente clasificarte. Además, creo que estuvimos bien en Europa. Ha sido difícil, pero ahora jugamos más cómodos y estamos en el mejor momento de la temporada, ganando seis de los nueve últimos partidos en dos meses”.
La temporada acaba el próximo jueves para el Estudiantes y tras el pitido final comenzará un nuevo proyecto en el que Caner-Medley, previsiblemente, estará. El estadounidense firmó por dos temporadas (algo extraño en los tiempos que corren en el baloncesto español y europeo) y confía en que todo cambiará: no más lesiones, no más problemas. Solo baloncesto. “Tengo otra oportunidad, mucha motivación y una cosa muy clara: quiero acabar mi tiempo aquí con buenas sensaciones. Tengo un gran impacto por mi cultura ganadora, eso ayuda al equipo, a los jóvenes”, señala. “Estaré aquí la próxima temporada, pero si no me quieren, que me paguen todo el año de contrato y me voy. Será decisión suya. Pero sería una mala idea no esperar un año más por un jugador como yo. Entiendo que soy americano y tengo 35 años (en octubre), pero cuando estoy al 100% y motivado, no hay otro jugador como yo. Es mi opinión”.