WARRIORS 121 - PELICANS 116 (2-0)
La vuelta de Curry y un Durant asesino ejecutan a los Pelicans
Nueva Orleans mejoró sus prestaciones y apretó a los Warriors, pero no pudo evitar el 2-0. Iguodala, decisivo. Steph fue suplente tras 16 partidos de baja.
El regreso de Stephen Curry dio alas a unos Warriors que ponen rumbo a Nueva Orleans con un 2-0 a favor en el bolsillo. Como ya sucediera en aquel icónico cuarto encuentro de las semifinales de 2016 ante los Blazers, el base partió desde el banquillo por segunda vez en los playoffs y octava en su carrera. Entonces firmó 40 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias para poner el 3-1. Dos años después, se fue hasta los 28, 7, 2 y 3 robos con 5/10 en triples. Su vuelta tuvo un impacto muy positivo para su equipo, que registró un +26 en los 27 minutos que estuvo sobre el parqué. Curry fue el alma y Kevin Durant el hombre que inclinó la balanza. Con 15 de sus 29 tantos en el último cuarto, el verdugo de unos Pelicans que pasaron del 99-98 al 110-98. Un 11-0 de parcial en el que mucho tuvo que ver Iguodala y que acabó siendo decisivo. No dejaron de pelear los Alvin Gentry. Murieron de pie (121-116), pero se quedaron sin el premio mayor. La eliminatoria se les pone muy cuesta arriba. Un tropiezo en las dos próximas citas en Nueva Orleans prácticamente certificaría su sentencia. Se quedan sin margen de error ante un equipo que, por primera vez desde el pasado 8 de marzo volvió a contar con sus cuatro all stars: Curry, Durant, Klay Thompson y Draymond Green.
Steve Kerr, cuya intención era utilizar al dos veces MVP no más allá de 24 minutos (finalmente fueron 27 ), optó por mantener el mismo quinteto pequeño de inicio —con Nick Young e Iguodala y Green como único interior— que tan buen resultado le dio en el Game 1ç. No fue así ante un rival que, como en la primera ronda ante los Blazers, hizo mucho daño con su pick&roll para anotar con fluidez cerca del aro (66 puntos en la pintura por 38 de los Warriors). Su pareja de bases, Rondo (22 puntos, 7 rebotes, 12 asistencias y 5 robos) y Holiday (24+8+8), controlaba el ritmo y los locales no encontraban fluidez en ataque. Cuando el reloj indicaba que faltaban 4 minutos y 20 segundos para la conclusión del primer cuarto, Curry saltó a la cancha. El Oracle en pie para recibirle después de sufrir un esguince de grado II en la rodilla izquierda el 23 de marzo, noche en la que reapareció después de otros seis partidos de baja por un esguince en el tobillo derecho. A los 11 segundos convirtió un triple en el primer balón que tocaba. Ahora sí, oficialmente Curry estaba de vuelta. Sus 8 puntos permitieron cerrar con un 27-29 un acto primer cuarto controlado por los pelícanos que llegaron a mandar por 9 (20-29).
Poco después Green (a un rebote de un nuevo triple-doble: 20+9+12), intenso como nadie y presente en todos los frentes (se las tuvo con Rondo Davis, Mirotic...), y Klay se apuntaron a la fiesta. Bonito duelo el que protagonizaron en el segundo acto con otra pareja, la formada por Holiday y Davis (29 de los 55 puntos de su equipo al descanso). Nueva Orleans atacaba bien y circulaba aún mejor el balón (33 de sus 48 canastas llegaron tras asistencia). Todos sus titulares aportaron un mínimo de 14 tantos. Uno más que su banquillo al completo. Pese a ello, la peor noticia para sus intereses era que en el bando contrario Curry tenía sensaciones positivas y la muñeca caliente. Llegó al último cuarto con 25 puntos en 19 minutos.
Un acto decisivo en el que primero Green, luego Iguodala —factor diferencial en ambos aros— y después Durant pusieron tierra de por medio. Una serie de malos ataques, coincidiendo con una mayor intensidad atrás de los Warriors, hizo que los Pelicans se desconectaran durante un par de minutos. Un lujo que no te puedes permitir ante los campeones. Aunque sólo sea cuestión de un par de minutos. Trataron de arreglarlo. Antes de ser eliminado por su sexta personal, el tercer triple de Mirotic (18 puntos y 9 rebotes para el internacional español) apretó las cosas (110-103) con 212 segundos aún pendientes. Cerraron el duelo con un 2-10 de parcial. Loable esfuerzo. Pero poco antes una canasta de Durant y un triple de Curry habían sentenciado ya este segundo asalto. La extraordinaria pareja de Golden State selló el decimocuarto triunfo consecutivo como locales en playoffs. Están a uno del récord histórico. En posesión de, cómo no, de los Bulls de Michael Jordan entre 1990 y 1991.