REAL MADRID-PANATHINAIKOS (2-1) (21:00, #0 / E3)
El Madrid, a un triunfo de su sexta Final Four en ocho años
Las amenazas del Panathinaikos de retirarse si hay un error arbitral no alteran a los blancos. "Estamos entusiasmados ante este oportunidad", dice Carroll, que promedia 12,7 puntos.
En una de las campañas más duras del baloncesto madridista, en la que las lesiones se han cebado con el equipo blanco desde antes de la pretemporada, los de Laso están a un triunfo de volver a la Final Four, de lograrlo en un playoff de cuartos con el factor cancha en contra.
El triunfo en el OAKA, en el segundo asalto, puede resultar clave en la eliminatoria, pero para eso debe vencer hoy en un WiZink Center abarrotado. Una grada en comunión con los suyos y ahora también emocionada tras el intenso regreso del gran ídolo, Sergio Llull. El miércoles contribuyó más de lo esperado a poner el 2-1. El base empujó (ocho puntos en el cuarto final) y Carroll resolvió con un 3+1 en el último minuto y once de sus 17 tantos en ese acto. El extranjero con más partidos en la historia del Madrid cumplió 35 años el 16 de abril y hace cuatro cursos que no se pierde un partido en la Euroliga. Es también el máximo anotador blanco en esta serie con 12,7 de media (el miércoles no erró un tiro, 6 de 6).
“Estamos entusiasmados ante esta oportunidad, pero será difícil. El Panathinaikos intentará cambiar el ritmo con algo nuevo... nosotros también. Alcanzar la Final Four supondría un gran éxito, en especial este año, aunque siempre lo es”, afirma Carroll.
Sería la sexta vez en ocho años que el Madrid se mete entre los cuatro mejores, en 2013, 14, 15 y 17 con Laso en el banquillo. Entre 1997 y 2010, durante catorce temporadas seguidas, no se clasificó. “Después del primer partido hemos jugado muy bien como equipo, unidos, apoyándonos los unos a los otros”, explica Carroll.
Pero para cerrar la serie haría falta otro triunfo, el tercero seguido ante un Panathinaikos muy aguerrido, que lleva el contacto al límite con unos interiores muy móviles y atléticos. En ataque se pone en manos de esa versatilidad y, sobre todo, del talento creativo de Calathes y la pujanza de Mike James, un demonio cuando agarra una racha. Enfrente, repite Llull. “Que Sergi se sintiera otra vez jugador era para mí casi más importante que el resultado”, reconoce Laso, que hace una llamamiento a la afición: “La victoria también sería suya”. Hay que huir despavoridos del quinto en el amenazante OAKA.