EUROLIGA | MADRID 92 - PANATHINAIKOS 75
La 'Doble C' hace de Doncic
Campazzo condujo al Madrid con maestría y desquició a Calathes y Causeur completó su mejor partido de blanco (26 puntos). Entre los dos firmaron 57 de valoración.
Faltaba Doncic, así que Campazzo, que nunca se arruga, acaparó galones. Esta vez Randle le dio un respiro útil y al argentino le salió un socio de primera. Un Causeur que firmó uno de sus mejores partidos en la Euroliga, el mejor sin duda desde que llegara al Madrid: 26 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias. El francés cortó la zona de arriba abajo con sus penetraciones como cuchillo ardiente en mantequilla. La Doble C, Campazzo y Causeur, sumó 57 de valoración para un enriquecedor 92-75 al Panathinaikos, rival directo por la cuarta plaza, la que da el factor pista que viene a ser como el Santo Grial en tiempos de playoff. La clasificación dice un triunfo más que el equipo griego y el average a favor (82-80 en Atenas), aunque aún cinco batallas por delante. Marcada en rojo, eso sí, la del 22 de marzo ante el Zalgiris, también en el Palacio.
La noche arrancó con Doncic en chándal en compañía de Llull tras el banquillo. Y con Tavares ensombreciendo cada ataque heleno. Llevó el pánico a los interiores rivales, que fallaban lo de un mes entero en un mal día (7 de 27 al descanso en tiros dos). Con 8-0 Xavi Pascual tiró de tiempo muerto. Y lo que era terror a Tavares, se convirtió en movilidad e intensidad. Distintas armas para afrontar el mismo muro, el del caboverdiano, que se fue al banco poco después. Seis rebotes ofensivos del PAO en medio cuarto y varios tiros liberados, velocidad de ejecución. Parcial de 2-16.
El Madrid se quedaba sin ritmo, el triple no le reenganchaba (2 de 12 al intermedio), aunque sí la aparición estelar de Causeur (11 puntos en el segundo acto). Se ubicó de nuevo, ganó confianza y apretó atrás. Y ahí, enfocado en la aplicación defensiva, sacó de quicio al Panathinaikos. Calathes era la viva imagen de la impotencia, turbado por Campazzo y su energía. No aguantó el cuerpo a cuerpo con el argentino y se descompuso. Entró en una batalla que ya había perdido. El último cuarto, por ejemplo, lo abrió con un empujón a su rival antes de ponerse el balón en juego. Técnica (su cuarta personal) y pérdida de posesión. El corazón griego no latía y a la marea verde solo le quedaba la heroica de Mike James y sus muelles, que hacen gigante a un tipo de poco más de 1,80. Firmó 7 de 7 de dos, pero 1 de 9 desde el triple. Pinchó en el perímetro como su equipo, que acumuló un pobre 3 de 18 en la segunda parte.
El Madrid había demarrado en el arranque del tercer cuarto: 56-42. Tavares apagaba otra vez la luz y la actividad en la primera línea permitía a los de Laso "sentir el juego", eso que quería evitar Pascual a toda costa. El Real se reencuentra en casa en la Euroliga después de dos derrotas críticas. El factor cancha vuelve a ponerse a tiro, pasa ahora por ganar al Zalgiris. Por no dejar de ganar. Mucha tela aún.