Pablo Laso estaba feliz y orgulloso de su equipo, del juego pese al desacierto en el tiro y de poder pelear este domingo por la quinta Copa del Rey consecutiva tras lograr 17 victorias en 18 partidos desde que llegara al banquillo blanco. “Cuesta tiempo y mucho trabajo diario, pero es motivo de orgullo ver que los jugadores creen en lo que transmites”.

Tranquilidad y fondo de armario. “Creo que hemos hecho un gran partido, incluso aunque no metiéramos canastas, pero estábamos lanzando bien, en buenas posiciones, y lo hablamos en el descanso. Taylor hizo un buen trabajo con Ponitka, Randolph ayudó a controlar a sus pívots que nos habían hecho daño… Muchos jugadores sumaron. Siempre hay que ser competitivo y tener la sensación de que todo el mundo es capaz de aportar. En un club como el Madrid eso es innegociable”.

La fuerza de la mente. “Todos mis jugadores llegan en un buen momento físico a la final y, si tras tres partidos, no llegamos al máximo, donde no alcancen las fuerzas llegará la mente. Nuestro rival estará en la misma situación”.

Defensa cerrada del Iberostar. “Ellos apostaron por una defensa muy cerrada, me decía Alberto Herreros (director deportivo) que nunca había visto que un equipo ganara dando cinco asistencias, que fueron las que dimos nosotros, pero no sumamos más porque fallamos los tiros liberados. Thompkins no acertaba, pero hacía buenos tiros y debía seguir lanzando”.

El Iberostar como club. “El crecimiento del Iberostar Tenerife no viene de hace un año. Yo jugué contra el Tenerife en la LEB 2 con más pelo que ahora y se ha sabido mover muy bien, también en el mercado. Transmite una sensación de un club que quiere seguir creciendo. Están haciendo un gran trabajo en el tiempo”.

18 victorias en Copa; Aíto, 33. “Para igualar las 33 victorias de Aíto tengo que ganar aún muchas Copas, lo veo muy lejano. Solo pienso en ganar mañana”.

El Madrid no gana cinco Copas seguidas desde los 70. “En el año 1975 yo tenía 8 años e iba al Pabellón a ver jugar al Madrid y me emocionaba y eso es lo que quise transmitir cuando llegué al banquillo del Madrid. El de Pedro Ferrándiz era un equipo de leyenda que hacía disfrutar a todos”.

Relación con el equipo. “Muchas veces me equivoco, pero me siento muy orgulloso de cómo juegan mis jugadores y de que sepan adaptarse a las circunstancias del partido. Cuesta tiempo y mucho trabajo diario, pero es motivo de orgullo ver que los jugadores creen en lo que transmites”.