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Los Lakers, en crisis: reunión de urgencia y enfado de la plantilla

Malos resultados, bache de juego y reunión en el vestuario porque los jugadores están molestos con los movimientos del equipo.

Los Lakers, en crisis: reunión de urgencia y enfado de la plantilla
Sean M. HaffeyAFP

La temporada 2017-18, y no precisamente de repente, va ya en ritmo de ser la quinta temporada de los Lakers (ahora 11-23) por debajo de las 30 victorias. Resulta obvio que eso es una anomalía (una ciertamente bochornosa) en la historia de la franquicia angelina, que dio hace casi un año un volantazo completo hacia la actual estructura con Jeanie Buss al frente y la pareja Magic Johnson-Rob Pelinka en los despachos. La estrategia ha sido hecha pública hasta el extremo de recibir una sanción de la liga por tantear más de la cuenta a Paul George: Magic exhibe músculo, envía el reflejo de unos tiempos de grandeza que él ha personificado mejor que nadie y deja claro que se contará con parte de la base de talento joven amasado a fuerza de ir muy alto en la lotería, pero que el gran objetivo es acudir a la agencia libre con la energía (y el margen económico) de antaño.

Se hablan de una o dos grandes estrellas el próximo verano, como máximo en 2019 si se tuercen las cosas. Y en tiempos recientes no han hecho más que torcerse. Se habla de objetivos entre lo complicado y lo complicadísimo (Paul George, LeBron James, DeMarcus Cousins, DeAndre Jordan…) y mientras, el equipo languidece. Después de competir durante el primer tercio del curso pese al alto volumen de derrotas, los últimos partidos (Blazers, Wolves, Grizzlies, Clippers…) de una tanda de ocho derrotas sobre nueve posibles han arrojado una imagen pútrida, un regreso a las versiones de pasadas temporadas, el equipo destartalado que no avanzaba ni un palmo. El ataque no ha sido solvente en toda la temporada y salvo noches de inspiración (y eso que Luke Walton venía de formarse con Steve Kerr en los Warriors del anillo de 2015: Strenght in Numbers) y la defensa ha sido una sorpresa seguramente por encima de sus posibilidades reales. De hecho ha experimentado una notable regresión en los últimos encuentros.

La ausencia por lesión de Lonzo Ball, por cierto y para los que solo quieren ver los defectos del base, se nota en ataque (mucho más desordenado y con muchísimas menos ideas) y se nota mucho en defensa, donde el base ha demostrado estar perfectamente preparado desde el inicio de la temporada.

Antes del partido ante los Clippers, los Lakers anularon el entrenamiento y mantuvieron una reunión de vestuario en la que se trataron los problemas de la pista y fuera de ella: con los técnicos… y con la dirección y los movimientos de la franquicia. Por ahora el trabajo de Luke Walton no es precisamente brillante y sus decisiones a veces parecen erráticas, o como mínimo lo suficientemente cambiantes como para que los jugadores sospechen que lo empresarial pesa más que lo deportivo. Así parecen sentirse los que están en constantes rumores de traspaso y apuntan a sacrificados para ganar la masa salarial necesaria para atraer a las estrellas: Jordan Clarkson y sobre todo Julius Randle, cuyo caso es paradigmático.

Randle fue número 7 del draft del 2014, el que abrió estos años de elecciones altas de la franquicia después de nueve años sin lottery pick (Andrew Bynum, 2005). Jugó menos de un cuarto de hora como rookie por una grave lesión en la pierna y después de dos años con alguna luz y unas cuantas sombras, este verano perdió peso, ganó musculatura y trabajó para dar un salto cualitativo en su juego. Y lo ha dado: mucho mejor en defensa y mucho más efectivo y menos ruidoso en ataque. Como anotador, como creador y como ejecutor en las jugadas de bloqueo. Pero sus minutos han caído en picado y han oscilado demasiado, y sin razones aparentemente lógicas, entre unos partidos y otros mientras su futuro parece definitivamente lejos de L.A. por mucho que enseñe (ahora sí) unas posibilidades ciertamente prometedoras (tiene 23 años).

Los derrotas siempre pesan, los jugadores se cansan de escuchar rumores sobre LeBron y George y de sentirse simples cábalas sobre masa salarial. Y se llega al cambio de año en un momento de juego muy pobre y con una reunión de vestuario en la que se exponen (“a corazón abierto” reconoció Kuzma) problemas que van de la pista al despacho de Magic Johnson. Para colmo, la acumulación de derrotas apunta a que el pick podría ser otra vez altísimo y acabar… en los Celtics, que tienen la primera ronda de los Lakers si es entre los números 2 y 5 (si no, es de los Sixers: mal menor). Otro problema de perder tanto esta temporada, en la que al menos ya han dejado motivos para el más firme optimismo esa batería de jóvenes que forman Lonzo, Hart, Kuzma, Ingram, Nance… Mientras se espera al verano y se cruzan los dedos, cada cual puede elegir si quiere ver el vaso medio lleno o medio vacío.