Los Lakers de Lonzo y Kuzma (¡38!) acaban con los Rockets
Los Rockets llevaban 14 victorias seguidas, no habían perdido con Chris Paul y James Harden anotó 51 puntos. Pero ganaron los Lakers.
Los Rockets (25-5 ahora) no habían perdido desde el 14 de noviembre. Acumulaban 14 victorias seguidas y un 15-0 esta temporada en los partidos en los que había jugado Chris Paul, que en este se tuvo que marchar nada más comenzar el último cuarto con problemas en una pierna (en principio, musculares). Así que la visita de los Lakers a Houston parecía otro pequeño tormento para el equipo californiano, en un tramo brutal del calendario: mañana juega en Oakland y sus dos últimos partidos habían sido contra los propios Warriors y los Cavaliers. Pero los Lakers, cansados de rematar al palo en esta racha de grandes noches (derrota en la prórroga en el Madison, partido muy digno en Cleveland y otra prórroga contra el campeón en la noche de Kobe Bryant) se dieron el gusto de ganar en una de las canchas más difíciles de la liga. Su marca, 11-18, no hace justicia a la progresión que están demostrando en lo que va de temporada. Tarde o temprano, se supone, los números alcanzarán al talento.
Con tres rookies (Lonzo Ball, Hart y Kuzma) y un jugador de segundo año (Ingram) en el quinteto jugo a Andrew Bogut (Brook Lopez se ha lesionado), resulta obvio que el futuro debería ser apasionante en L.A. Algo se cuece entre su comando joven mientras el debate sigue centrado (el cuento de nunca acabar) en la llegada de grandes nombres en el verano de 2018… o en el de 2019. Será más fácil si Ball, Ingram y Kuzma se establecen definitivamente (en eso están, desde luego) como big three joven: muy bueno ahora, posibilidades incalculables en el futuro. Ingram acabó en 13+6+6 y Lonzo corrigió su noche según fue avanzando y después de empezar con un 1/8 en tiros. Acabó con 16 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias, un 5/14 en tiros y dos tapones, uno de ellos a James Harden en una de las jugadas del partido.
Pero la noche fue de Kuzma, la ametralladora robada en el puesto 27 del draft: 38 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. 6 triples sin fallo y 9/9 en tiros en la primera parte (24 puntos), en la que los Lakers fueron siempre por delante. Es tan impresionante como suena: ningún rookie, jamás, había alcanzado al menos 38 puntos con 7 siete triples y un 70% en tiros (terminó en 12/17, 7/10 en triples). Números que en los Lakers no había hecho ningún novato desde… Magic Johnson.
¿Qué más hicieron los Lakers? Defender y meter tiros: 15/35 en triples, casi un 43% para un equipo que se mueve por debajo del 33. Los Rockets metieron 17: un -6 desde la línea de tres es una diferencia mucho menor de la que cualquiera habría previsto en este partido. Hart ayudó más (11+4+4) que Randle y Clarkson, a los que es imposible no imaginar no muy lejos de la puerta de salida. Y también echaron una buena mano los veteranos: Bogut jugó más de lo previsto y Brewer acabó con 21 puntos, 5 rebotes y un 7/9 en tiros contra su exequipo, que no se halló en ningún momento y que fue un solo de James Harden durante casi todo el partido. Muy virtuoso, pero un solo: 51 puntos y 9 asistencias, 15/27 en tiros y 24 puntos en el segundo cuarto, en el que evitó que partieran el partido definitivamente unos Lakers que no estuvieron por detrás en el marcador hasta el tercer cuarto. Incluso antes de irse lesionado, Chris Paul tuvo una noche para olvidar: 1/5 en triples, -16 en pista.
Fue la gran sorpresa de la jornada y seguramente la mejor victoria de los Lakers en toda la temporada. Para los Rockets significa muy poca cosa, una de esas malas noches que no faltan en ninguna Regular Season. Para los Lakers fue un guiño desde el escaparate, un espaldarazo para no dejar de trabajar y un recordatorio de que, aunque se perdió hace mucho tiempo y muchos días para apenas una lejana mancha entre la bruma, el buen camino no está tan lejos. Ya no.