Lonzo brilla (17+8+6) y Porzingis gana (37+11+5) en la prórroga un Knicks-Lakers espectacular
Partidazo en un Madison Square Garden vestido para la ocasión. El debut de Ball en Nueva York, el récord histórico de Porzingis, Ntilikina, Kuzma...
Nueva York se prepara para este tipo de veladas. Más luces, más cámaras, más vestidos de gala... Como si de un espectáculo de Broadway se tratara. Knicks y Lakers saltaron a la cancha con ese ambiente de noche especial, Spike Lee y la familia Ball al completo en un lado y Odell Beckham Jr (Giants) charlando con Magic Johnson en el otro. Y qué noche de baloncesto regalaron a los aficionados.
Porzingis avisó en los primeros compases de que iba a ser su noche (12 puntos rápidos), pero Jordan Clackson respondió con la fuerza que suele desde el banquillo de los Lakers. El partido se templó tras un inicio vibrante y la defensa de los Lakers, una de las grandes mejoras del equipo esta temporada, tomó el control durante unos minutos. Brook Lopez invadía el espacio vital de Porzingis a nueve metros de la canasta (si no recibe, no anota), pero los locales encontraron al letón de nuevo y éste no falló: 17 puntos al descanso y lo mejor estaba por llegar (buena ayuda de Kanter: 14+11 total).
En el tercero se desató la locura. Tras un gran inicio de los Knicks, Lonzo Ball y Kristaps Porzingis nos regalaron los mejores momentos de la noche. El base, que ya había dejado un par de triples que levantaron a su padre de su asiento (en su salsa...), encadenó un mate tremendo en alley oop (a pase de Caldwell-Pope, máximo anotador de los Lakers con 24 puntos), su tercer triple (frontal, ocho metros), una bandeja agresiva y una asistencia para Brook Lopez. Se escuchaba a los fans de los Lakers en el Madison (como en casi cualquier otro sitio) y LaVar se volvía loco en primer fila, levantándose y haciendo aspavientos. Su hijo acabó con 17 puntos, ocho rebotes, seis asistencias, dos robos de balón y buenos porcentajes de tiro (6/13, 3/6 en triples).
Mientras, en el otro lado de la cancha Porzingis no paraba de anotar. El ala-pívot puso en pie al Garden una y otra vez, anotó su tercero, su cuarto y su quinto triple sin fallo en un maravilloso tercer cuarto. Un tercero en el que Brandon Ingram anotó su primera canasta en juego a 40 segundos del final (solo cinco puntos, fue el único que faltó a la cita).
Llegó el cuarto con todo sobre la mesa y tres novatos en el parqué. Se salió Ntilikina (agresivo con su tiro: 13+5+5 y 3/4 desde el triple), que superó a Ball en los minutos finales, y empató el choque a menos de 24 para el final don Kyle Kuzma. El alero, que lanzó sin la más mínima duda desde el triple, acabó con 19 puntos, seis rebotes y dos tapones desde el banquillo en otra actuación realmente impresionante (él también debutaba en Nueva York, claro).
Porzingis falló un tiro muy mejorable sobre la bocina, pero respondió en la prórroga para cerrar una actuación histórica: 37 puntos, 11 rebotes, 5 tapones y 5 triples anotados (carreer high), una línea que hasta ayer no conocía la NBA. El letón selló el partido desde la personal y se llevó todos los focos (con razón...), pero no quiero cerrar la crónica sin mencionar que fue Michael Beasley quien sorprendió con sus canastas en la prórroga y también probablemente quien decidió el partido. Él y un Hornacek que le mantuvo en cancha. Qué fiesta, New York.