Según cuenta Martín Alonso en un artículo publicado en La Provincia todo comenzó en el despacho de Raúl Rodríguez. El por entonces responsable de la cantera del Gran Canaria coincidió en su oficina con un empresario alemán que afirmaba haber visto en Cabo Verde a un chico que superaba en altura a cualquier jugador del club insular. Tras asegurarse de la existencia de aquel chaval ("le dimos material al empresario para que se lo entregara a él y comprobar que no se trataba de ningún montaje", explica Rodríguez), en el verano de 2009 llegó el momento de conocer a aquel gigante que por entonces contabilizaba 17 años y se ganaba la vida vendiendo leche y pescado junto a su madre en Maio, una pequeña isla del archipiélago caboverdiano. En Praia, su capital, se citaron con Walter Samuel Tavares.
Un curso después, en la 2013-14, fue seleccionado en el mejor quinteto joven de la Liga Endesa tras promediar 6 puntos, 6,6 rebotes y 1,6 tapones por encuentro. Ese mismo verano se presentó al draft 2014, en el que los Hawks apostaron por su altura y envergadura (240 centímetros de palma a palma) y eligieron con el número 43. La 2014-15, ya a las órdenes de Aíto, sería su última en el equipo canario. Se despidió como subcampeón de la Eurocup y tras ser eliminado en el playoff de cuartos de final ante el Real Madrid, precisamente el equipo cuya camiseta vestirá en su regreso a Europa.