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JAZZ 104 - MAVERICKS 89

Ricky (20 y 4 triples) sigue de dulce y los Jazz, invictos en Utah

Los de Quin Snyder remontaron 14 puntos a los Mavericks con Gobert, Hood y el español a los mandos. Rubio, primera vez que enlaza dos partidos con 4 triples.

Ricky Rubio está firmando un gran inicio en los Jazz.
Ricky Rubio está firmando un gran inicio en los Jazz.GEORGE FREYEFE

Los Jazz saben que para entrar en playoffs en este salvaje Oeste deben dejar escapar los mínimos partidos posibles en casa. De momento están cumpliendo con esta premisa a la perfección. No arrancaron bien ante los Mavericks, pero remontaron 14 puntos (37-51, minuto 20) para apuntarse un cómodo triunfo (104-89) en la segunda mitad y seguir invictos en el Vivint Smart Home Arena: cuatro de cuatro. Un pleno que sigue en vigor gracias a las destacadas actuaciones de Ricky Rubio (ahora hablaremos de él con más detalle), Rudy Gobert (partidazo del francés: 17 puntos, 12 rebotes, 6 asistencias y 6 tapones) y la explosión anotadora de Rodney Hood (25 tantos del escolta). El trío, el mismo sobre el que se debe sustentar este proyecto de los Salt Lake City junto a la defensa, se encargó poner el mejor broche posible en el 51 cumpleaños de Quin Snyder.

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Los Jazz, como se esperaba, son ya una de las mejores defensas de toda la NBA (son cuartos en ratio defensivo, solo superados por Celtics, Raptors y Thunder). A menudo se dice que los partidos se ganan precisamente desde la defensa. Pero para ganarlos se necesitan puntos. Y en Utah, sobre todo tras la marcha de Gordon Hayward, no andan muy sobrados. De ahí la importancia de los 15 tantos que Hood firmó en el tercer periodo (de ahí ese 32-15 de parcial). Si el escolta está acertado la defensa contraria tiene que abrirse más, dejando más espacios para el resto de compañeros y el aro más despejado para un Gobert que sabe que debe aumentar su producción ofensiva.

Aquí también entra en escena Ricky Rubio. Un generador de juego y suministrador de balones de probada eficacia, al que sin embargo hace tiempo le persigue la sombra de no ser un buen anotador. Y eso, en Utah (un equipo al que, recordamos, le faltan puntos), corría el peligro de convertirse en un problema aún mayor. Sin embargo los mejores pronósticos se han cumplido y el español no solo mantiene el gran rendimiento de los últimos meses del pasado ejercicio, sino que lo ha está aumentando. Cree en sí mismo y en su muñeca. De ahí que no dude a la hora de pararse en un tiempo cuando penetra a la salida del bloqueo. Ese tirito tan aseado de cuatro metros ha disparado su confianza. Tanto que hasta recurre a él para finalizar contraataques para tal y como se vio en la gran segunda parte que firmó ante Dirk Nowitzki y compañía.

Se le ve a gusto sobre el parqué. Ha recuperado la frescura de sus inicios y él lo sabe. Como líder del equipo que es, gesticula a una grada que se ha metido en el bolsillo. Fue ovacionado y acabó con 20 puntos (8/15 en tiros, incluido un 4/8 desde más allá del arco), 2 rebotes, 6 asistencias y 4 robos (como ya le pasara a Lonzo, otro destacado base de la nueva camada de rookies, Dennis Smith Jr., también sufrió ante él). Es muy pronto para sacar conclusiones, pero salvo en el primer encuentro, en todos ha anotado en dobles figuras. Una producción que se ha disparado en los dos últimos compromisos en los que por primera vez ha encadenado cuatro bingos consecutivos (8/15) de un total de cinco noches en la NBA con 4 o más aciertos desde la línea de tres. Promedia 15,7 puntos (más 4,9 rebotes, 7,3 asistencias y 2,1 robos), con un 43% en tiros de campo (un 2,8% mejor que el mejor dato de su carrera NBA) y convirtiendo 1,9 triples de promedio. En ninguna de sus seis anteriores campañas logró superar el 0,8 por partido. Conviene no lanzar las campanas al vuelo... pero cuesta. Hay muchas ganas de seguir disfrutando de este Ricky Rubio.