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Un problema de altura

El Real Madrid lleva un camino inmaculado este curso, pero no está siendo una temporada fácil. Primero, porque en el mes de agosto pierdes a tu gran estrella. Sergio Llull no volverá hasta finales de enero-principios de febrero y el juego exterior queda tocado. Hablamos de la oportunidad para Doncic, más minutos para Campazzo... pero lo cierto es que se echa de menos el desparpajo del menorquín. Randle llegó como parche, pero todavía es pronto para saber de qué es capaz.

Meses después de la mala noticia del verano llegó el triunfo agridulce ante el CSKA de Moscú. Junto a Doncic, Randolph era el otro jugador que estaba rindiendo a un grandísimo nivel y no lo veremos hasta dentro de tres semanas mínimo por una luxación de hombro. Un mal menor teniendo en cuenta que, al igual que Llull, Kuzmic se ha roto el cruzado. Adiós temporada.

Laso tendrá que hacer un encaje de bolillos para jugar el domingo ante el Unicaja. Con Thompkins en EE UU por motivos personales, sólo tiene dos pívots; Gustavo Ayón y Felipe Reyes. Maciulis no estaba contando mucho, pero tendrá que dar un paso al frente de falso cuatro. Y a ver si el Madrid repesca a Garuba para este partido. El pívot de 15 años ha dominado en categorías inferiores, pero su cuerpo de casi hombre destaca en un mundo aún de chiquillos. Seguramente no esté preparado, es aún demasiado pronto.

El Madrid tiene que fichar y a estas alturas quedan pocas fichas en el mercado. La mejor solución, sin lugar a dudas, es Tavares: un jugador que ha dominado la ACB, con un gran físico, buen defensor... No hay muchas opciones. Repescar a Sebas Saiz es una solución de urgencia, pero no creo que la mejor. El Madrid necesita kilos en la pintura y Saiz es más un cuatro. Insisto, Tavares es la solución.