MOVISTAR ESTUDIANTES 75-GIPUZKOA BASKET 92

El Gipuzkoa y Norel sacan los colores a un horrible Estudiantes

El equipo vasco dominó el partido desde el principio. El holandés acabó con 16 puntos. Los colegiales no dejaron buenas sensaciones en su debut en casa.

Sin ganas. En el baloncesto puedes sobrevivir, con toques de fortuna y calidad, sin alguno acierto en ataque y en defensa. Sin intensidad estás muerto. Y en este arranque de temporada, el Movistar Estudiantes no quiere jugar. O no puede. Todavía no está claro. Los colegiales dieron malas sensaciones en los dos partidos de la fase previa de la Champions contra el Groningen. La tensión por entrar en Europa como perdón. Contra el Baskonia, el segundo cuarto fue un colapso en todas las líneas. Es un equipo de Euroliga, fuera de la liga en la que compite el Estu. Se compró la excusa. Pero la derrota y la pobre imagen ofrecida por los colegiales en la derrota frente al Gipuzkoa no tiene perdón posible. Fue horrible. Terrible.

Desde el 6-8, el GBC devoró a los pupilos de Salva Maldonado. Los del entrenador catalán se vieron desbordados por dentro, por fuera y por intensidad por los de Fisac. Swing daba inicio a las hostilidades con Norel (otro show: 16 puntos, máximo anotador del partido y MVP de la jornada) y Clark como dueños de un zona rival débil y mal defendida, siempre pillada a contrapié y que se desangró en la lucha por el rebote (31-47).  Miquel Salvó, con potencia y elegancia, descerrajó un triple y un soberbio mate para matar el partido: 6-17... con 32 minutos aún por delante. Pero las sensaciones eran horribles, con unos donostiarras gigantescos que dejaron sin aire a los ramireños con dos golpes directos al estómago. Bien planeado, bien desarrollado. De diez. Y ya suman dos encuentros geniales. 

Pequeña reacción

Las ventajas caían como fichas de dominó. Del 6-17 al 11-23 del final del primer cuarto. Del 11-23 al 27-48 al descanso con muchos estudiantiles aún sin entrar en este curso. Peña, Hakanson, Caner-Medley... Su cuerpo está. El nivel que se esperaba de ellos, no. La pequeña reacción a la vuelta de vestuarios fue esperanzadora: Brown encandenó cinco puntos seguidos y Cook anotó un triple que dejaba el partido de nuevo abierto (39-50). Lejos de la realidad. Van Lacke y Cherry desde el perímetro estiraban de nuevo la ventaja a los 19 (39-58). Y fin. Nada más. Un horror con mucho trabajo por delante y Europa como posible refugió para lamerse las heridas.

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