Quien ríe el último, ríe mejor. Kevin Durant ha tomado para sí el célebre refrán para mandar un mensaje a sus críticos, especialmente a los aficionados de los Thunder que no perdonan su llegada a los Warriors el pasado verano. El 11 de febrero el alero disputó su primer partido como visitante en el Chesapeake de Oklahoma. En medio de un ambiente hostil, los cupcakes marcaron su regreso. ¿Por qué un cupcake? Este popular dulce, de aspecto muy similar a las magdalenas, era el término con el que Kendrick Perkins se refería a los compañeros que él consideraba blandos. Con su marcha, tanto Russell Westbrook como el propio Durant mantuvieron la costumbre en el vestuario de los Thunder.

MÁS INFORMACIÓN | Los cupcakes marcan la vuelta de Durant a OKC

El alero no pareció darle demasiada importancia a que así le calificara su antigua afición. Otra cosa es que lo olvidase. De lo contrario no se hubiese dejado ver con una gorra en la que aparecía un cupcake con un anillo justo encima. La misma joya que recibirá a finales del próximo mes de octubre como campeón de la NBA con los Warriors. Un título que en Oklahoma ansían pero que aún no han celebrado.