¿Y ahora qué? Cousins pierde 30M, renovar o no con Pelicans...
Analizamos cómo quedan las partes implicadas en la gran bomba que eclipsó el All Star Game: el traspaso entre Pelicans y Kings.
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A Nueva Orleans le tocó de rebote el All Star 2017 tras el veto de la NBA a celebrarlo en Charlotte. Un evento que a la par que echaba el cierre trajo una excelente noticia para los Pelicans, el equipo de la ciudad de Luisiana. Y no nos referimos al MVP del Partido de las Estrellas (con récord histórico de anotación incluido) de Anthony Davis, sino al desembarco de DeMarcus Cousins. Una bomba que ha conmocionado (y enfadado) a los aficionados de los Kings y que al mismo tiempo ha vuelto a situar en el mapa a los Pelicans. Por el timing en el que se ha producido el traspaso, este ha eclipsado por completo el cierre del All Star Game. Lo que, lógicamente, ha molestado a la NBA. Pero con la red informadores y fuentes de Adrian Wojnarowski no se puede competir.
Dicho esto, vamos a tratar de analizar en qué situación deja el movimiento a cada una de las partes afectadas. Recordemos, los Pelicans reciben a Cousins y al israelí Omri Casspi. A cambio envían a Sacramento a Buddy Hield (número 6 del último draft), Tyreke Evans, Langston Galloway (a quien cortarán casi con toda probabilidad), una primera ronda protegida del draft (Top-3) y una segunda, ambas para este 2017.
Arrancamos con los Pelicans, cuyo general manager, Dell Demps acaba de apuntarse un tanto. Con Cousins (26 años) y Davis (23), Alvin Gentry pasa a contar con la mejor pareja interior de la NBA. Paradigmas ambos de esta nueva hornada de hombres altos capaz de tirar por fuera, jugar de espaldas y cara al aro, marcar diferencia en la zona, crear juego para el resto de sus compañeros (pocos pívots tienen la capacidad de Cousins para repartir juego), rebotear, intimidar en defensa… Si logran complementarse y coexistir (el principal peligro es que no se roben espacio el uno al otro), una auténtica amenaza en forma de centímetros y, sobre todo, calidad a raudales. Una dupla que contará con muchos minutos y abre de manera casi obligada la puerta de salida a Omer Asik o Alexis Ajinça. Ambos tienen garantizados contratos de larga duración, lo que puede perjudicar en la necesaria reconfiguración (a corto plazo) del roster de NOLA. Por edad (Asik es dos años mayor que el francés) y sueldo (32,6 millones de dólares tiene garantizados hasta el verano de 2019), lo lógico sería buscarle una salida al turco. Otro que podría salir en las próximas horas es Terrence Jones, quien en el mejor de los casos vería reducidos notablemente sus minutos en cancha.
Esta sobrepoblación de pívots, unida a la salida de tres jugadores de perímetro y a las lesiones (aunque no ha sido algo tan exagerado como el anterior curso, la enfermería de los pelícanos tiene unas cuotas de ocupación bastante elevadas), coloca el foco en la línea exterior. Ya han sonado los primeros nombres, de veteranos actualmente sin contrato (Quinn Cook, Josh Smith y un Lance Stephenson que retornaría), que puedan ser utilizados como parches hasta el próximo verano. Salvo que tenga guardado un as en la manga, conseguir otro movimiento de semejante calado se antoja harto complicado. A la espera de posible refuerzos, Solomon Hill, E’Twaun Moore deberán asumir un rol más protagonista. Tim Frazier debería regresar a la rotación con cierta regularidad para dar descanso a un Jrue Holiday que se queda como gran referencia exterior. El base, quien ya fue all star en 2013 (no lo olvidemos), tiene ante sí una oportunidad de oro para relanzar su caché. En los próximos meses, muchas miradas se posarán sobre los Pelicans. Y Holiday acaba contrato este verano. Muchos millones en juego y una próxima decisión de importancia en el horizonte de Nueva Orleans: rascarse el bolsillo o dejarle marchar.
No es baladí esta última cuestión. Al verano siguiente (2018) quien saldrá al mercado será el propio DeMarcus Cousins. Según la ESPN, horas antes de que se cerrara el traspaso su agente, Jarinn Akana, comentó que ‘Boogie’ no renovaría por equipo alguno que buscara su traspaso antes del cierre del mercado el 23 de febrero. Afirmación que confirma el ya expresado en numerosas deseo del jugador y su entorno de permanecer en Sacramento. Al margen de su adaptación y rendimiento, la franquicia de Luisiana tiene que volcar sus esfuerzos en hacerle cambiar de opinión y conseguir que acabe firmando la extensión que pueden ofrecerle, un máximo de 179 millones y cinco años. Para ello, cuentan con dos grandes bazas. Una, el factor familiar. Nueva Orleans se encuentra a un par de horas de Mobile, la ciudad de Alabama en la que se crió. La otra es la deportiva. En NOLA Podría disputar por primera vez en su carrera los Playoffs.
Actualmente, 2,5 partidos separan a su ya nuevo equipo de los Nuggets, octavos del Oeste. Una batalla en la que también están inmersos los Kings (quienes harán lo posible por borrarse de ella, es lo que toca) y los Blazers. Pese a la desventaja, este traspaso coloca a New Orleans como los máximos candidatos a hacerse con el último boleto para la postemporada. De ser así, lo normal se enfrentaría que en primera ronda midieran fuerzas con los Warriors. De cumplirse dicha posibilidad, los de Oakland partirían como grandes favoritos, pero se les podría llegar a complicar más de lo esperado un cruce tradicionalmente flojo. Desde luego, será interesante comprobar cómo se las arregla Draymond Green para frenar en defensa a ‘La Ceja’ y Cousins al mismo tiempo. Los centímetros de estos dos con el small ball de Golden State. No suena mal.
Nos subimos al avión con rumbo a California. Allí, en su capital, Cousins se ha dejado los 30 millones extra que podría haber ganado de haber acabado firmando este verano su ampliación de contrato con los Kings gracias a la cláusula recogida en el nuevo convenio salarial. Akana y Cousins eran totalmente ajenos a las negociaciones que Vlade Divac estaba manteniendo durante el fin de semana del All Star. Tanto es así, que gente muy cercana al pívot aseguraba en ‘The Vertical’ que este “se encuentra en shock”. No es de extrañar viendo su reacción al enterarse ante la prensa nada más concluir el partido. Finalmente, Vivek Ranadive (el dueño de los Kings y su principal valedor) acabó cediendo a los impulsos que desde la dirección deportiva le han venido llegando en los últimos meses para traspasarle. Y eso que Divac había jurado y perjurado hasta la pasada noche su total intención de mantenerle en el equipo. Su credibilidad de cara al resto franquicias, jugadores y agentes queda muy tocada. También queda en entredicho su capacidad como general manager. Puede que para enderezar el rumbo Sacramento tuviera que desprenderse de su estrella, pero lo obtenido a cambio deja que desear. La opinión general es unánime: los Kings han regalado a Cousins.
Guste o no guste, la era Cousins ha llegado a su fin en Sacramento. Ahora los Kings buscan otra vez reconstruir de cero tras una década de peregrinaje por el desierto. Una época que necesita pilares sobre los que apoyarse. De momento, contarán casi con toda seguridad con la primera ronda de los Pelicans (que apunta a no ser muy elevada), Tyreke Evans (quien ganó en 2010 el Rookie del Año en Sacramento y cuyo regreso ha pasado totalmente desapercibido) y Buddy Hield. Al rookie, un tirador algo irregular pero de enorme talento y potencial, se le adelanta la oportunidad de demostrar que puede llegar a ser alguien en la NBA.