KNICKS 96-PELICANS 110

Lío en los Knicks: Derrick Rose desaparece antes del partido

El base se habría ido a Chicago por "un asunto familiar". Los Knicks, vapuleados y con Carmelo expulsado. Anthony Davis, 40+18.

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El 11 de diciembre los Knicks estaban 14-10 tras ganar a los Lakers y las cosas marchaban francamente bien, más enfrascados en el posicionamiento de cara a los playoffs del Este que en las opciones de obtener un billete que ahora parece muy caro: 17-21 después de ocho derrotas en nueve partidos, un tramo nefasto en el que cualquier rastro de defensa ha desparecido literalmente del mapa y en el que nada sale como debería. Solo Orlando Magic y los ya descartados que ocupan el furgón de cola (Sixers, Heat, Nets) están por detrás en la clasificación de su Conferencia.

Los Knicks, y eso es lo peor porque en el Este una buena semana te devuelve a la relevancia como por arte de magia, están perdiendo claramente el control de la situación. La paliza que les dieron los Pelicans en el Madison (96-110) fue una obvia escenificación, uno de esos sainetes histéricos a los que, por desgracia, están demasiado acostumbrados en la Gran Manzana, donde no ven un partido de playoffs desde 2013: abucheos del público, expulsiones de Carmelo Anthony y Kyle O’Quinn… y espantada de Derrick Rose.

Porque Derrick Rose marcó el partido sin jugar al desaparecer durante la jornada de ayer lunes y no presentarse al partido sin dar ninguna explicación a una franquicia en la que cundió una obvia preocupación: como no devolvía las llamadas ni había forma de saber de él, los Knicks llegaron a comprobar si estaba en su domicilio. La alargada sombra de lo que era un misterio en el que los posibles malos presagios no estaban espantados marcó el partido, y seguramente ese estado de absoluta irritación de sus compañeros. Finalmente uno de ellos, su íntimo Joakim Noah (a su lado desde 2008), dio lo más parecido a una explicación que hay hasta ahora: “Está bien y es un alivio para todos nosotros. No quiero dar demasiadas explicaciones”. Parece ser, que aunque muy tarde, el jugador atendió a los Knicks para confirmar el creciente rumor de que se había ido a su Chicago natal por un “asunto familiar”. Su entrenador, Jeff Hornacek, se limitó a asegurar que habría noticias más temprano que tarde, pero la marejada de fondo es una relación muy deteriorada entre ambos desde que las cosas dejaron de ir bien para el equipo en lo deportivo.

En ese estado de tensión casi irrespirable, los Pelicans ganaban 63-82 casi al final del tercer cuarto cuando Carmelo Anthony protestó lo que le parecieron dos faltas personales casi seguidas, ninguna señalada, y fue expulsado. Y 63-85 poco después cuando Kyle O’Quinn perdió los papeles por completo y reventó un coast to coast de Anthony Davis con un hachazo tremendo por detrás que envío al ala-pívot contra la grada de fondo… y a la sala de rayos X con la cadera maltrecha. A priori no hay lesión preocupante, alivio para unos Pelicans que bastante tienen también con lo suyo, aunque nos quedamos sin saber dónde habría acabado la exhibición de Davis en el Madison, donde a todos los grandes jugadores les gusta dejar su tarjeta de visita: en 29 minutos y sin pisar la pista en el último cuarto sumó 40 puntos, 18 rebotes y 3 tapones.

El triunfo deja a los Pelicans (15-24) a solo un partido de un ridículamente barato octavo puesto del Oeste, que ahora ocupan los Blazers y por el que también se pelean Kings, Nuggets y hasta Lakers a nada que alarguen un poco su actual buena racha. Alrededor de Davis ha ido creciendo la rotación con el regreso de Jrue Holiday y Tyreke Evans, la llegada de Motiejunas y la subida de prestaciones de Terrence Jones y el rookie Buddy Hield. Todavía no es suficiente, pero no está mal. No tan mal como estaba al menos.

En los Knicks (6 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias de Hernangómez en menos de 14 minutos), el desastre. Brandon Jennings ocupó el puesto de Rose y fue el mejor (20 puntos, 4 asistencias) en cuanto Carmelo se borró (18 puntos) y en una noche para olvidar de Porzingis: 3/13 en tiros, 9 puntos, 4 rebotes. Ahora mismo, los Knicks son un agujero negro que se traga todo lo bueno que parecían manejar hace exactamente un mes. Y eso sin saber en qué queda definitivamente este asunto de Derrick Rose…