Kevin Durant mentía sobre su altura: ¿cuánto mide en realidad?
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Según las estadísticas oficiales de la NBA, y hasta la Wikipedia, Kevin Durant mide 6 pies y 9 pulgadas: 2,06. Claro que cuando el alero, ahora en los Warriors (como sabe cualquiera que viva en el planeta Tierra) se empareja con pívots de equipos rivales que son teóricamente más altos, la sensación es precisamente la contraria. Rivales o del mismo equipo: DeMarcus Cousins o DeAndre Jordan no eran desde luego más altos, en todo caso al contrario, que KD cuando se hicieron las fotos oficiales con el Team USA que ganó el oro en Río 2016.
Ahora sabemos la verdad: Kevin Durant no mide 6,9 (2,06): es más alto. Y obviamente no ha pegado un estirón al llegar a la Bahía de San Francisco con 28 años. No, Durant ha mentido sobre su altura durante toda su carrera, tal y como reconoció ante los micrófonos de la emisora KNBR: “Como os aprecio os diré la verdad. Mido casi 6,11 (2,11) descalzo, así que con zapatillas mido siete pies (2,13). Me gusta enredar con ese tema porque me lo preguntan tantas veces… es solo una forma de vacilar a la gente”. Así que lo que parecía al ojo es real: Kevin Durant es un siete pies, un jugador de 2,13 con la condiciones técnicas de un guard. Por eso es uno de los mejores anotadores de todos los tiempos.
Curiosamente, estas declaraciones de Durant recuerdan a un artículo del Wall Street Journal en el que se analizaban las razones por las que los jugadores de la NBA mienten con frecuencia sobre su altura. Y muchas veces no para añadirse centímetros, como sería lo más lógico a priori, sino para quitárselos. Se trata de que no te den altura de ala-pívot si quieres ser alero, o de escolta si quieres ser base. El propio Durant lo explicaba entonces: “Si me pregunta una chica, le digo que mido siete pies (2,13). Pero en los círculos de baloncesto, soy 6,9 (2,06). Siempre me ha parecido mejor decir que soy un alero de 6,9, porque es una altura que encaja en esa posición. Si hubiera dicho que medía más habrían empezado a decir que era un ala-pívot”.
Durant no es el único, recordaba ese artículo en el WSJ, que se quitó altura para evitarse la etiqueta de siete pies: Kevin Garnett también negó que esa era su altura para que no le encasillaran como pívot y poder jugar como ala-pívot, la posición en la que fue MVP con los Timberwolves. Oficialmente le daban 2,11 aunque hasta Flip Saunders, su entrenador y amigo ya fallecido, bromeara al respecto.
El caso contrario es el de jugadores muy bajitos cuya altura oficial se infla: JJ Barea tiene asignada una altura de seis pies (1,83) de la que él mismo se burla: “Las primeras veces que lo escuchaba en los altavoces de un pabellón me daba la risa. Yo y las otras 20.000 personas que había allí sabían que yo no mido seis pies. Mido 5,10 (1,78)… y eso en los días buenos”. Suele haber un baile de cifras entre las mediciones de la universidad y las de la NBA, que los jugadores necesitan a veces para ponerse o a veces para quitarse centímetros. La NBA tampoco ha tenido nunca absolutamente estandarizados los métodos para medir a un jugador (ni siquiera si se hacía con zapatillas o sin ellas) y por eso algunos han cambiado de altura durante su carrera: Dan Dickau pasó de medir 6 pies (1,83) con los Clippers en 2008 a 6,3 (1,90) en el training camp de los Suns en 2009, justo cuando acababa de cumplir 30 años. Steve Kerr, entrenador de los Warriors y campeón con Bulls y Spurs, pasó de 1,90 a 1,85 y de ahí otra vez a 1,90 entre 2001 y 2003, años en los que pasó de jugar en los Spurs a hacerlo en los Blazers.
Claro que también hay jugadores que crecen estando en la NBA. Es el caso de Giannis Antetokounmpo, drafteado en 2013 (19 años) con 6,9 (2.05) y que desde entonces ha crecido hasta los 6,11 (2,10), la barrera de los siete pies que ve con buenos ojos superar: “Me gustaría ser un poco más alto”.