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NCAA

Así es Lonzo Ball: el Ricky Rubio del próximo draft

UCLA ha comenzado con un 7-0 el curso gracias a este base, que llega a los Bruins tras brillar en el Instituto: 23,9 puntos, 11,3 rebotes y 11,7 asistencias.

Lonzo Ball.
ROBERT LABERGEAFP

Lonzo Ball será uno de los nombres que antes se oirán en el próximo draft ya que, según las previsiones, saldrá elegido entre los cinco primeros. Un base que, en su primer año en la Universidad, está liderando a los Bruins: 7-0 en este arranque con MVP para el californiano (en el Torneo de Wooden Legacy) gracias a sus 16 puntos y 9,1 asistencias de media.

Le comparan con Ricky Rubio, aunque él prefiere hacerlo con Magic Johnson. Con él a los mandos, UCLA es la favorita este curso en la NCAA. Estiman que tiene un 60/1 de posibilidades de apuntarse el título este año, algo que su padre, Lavar Ball, ve casi seguro: "UCLA va a ganar la NCAA. Garantizado", predijo en los micrófonos de la ESPN. 

Su madre jugó al baloncesto, lo mismo que su padre, antes que se decidiera por el fútbol americano (llegó a jugar en Europa, en los London Monarchs, y entrenó con los Jets y los Panthers). Tiene dos hermanos menores (LiAngelo y LaMelo), que seguirán sus pasos: ya han dicho que quieren ir a UCLA.

En el instituto (Chino Hills) marcó un antes y un después: 35-0 de balance para los Huskies, que se llevaron el título estatal. Sus 23,9 puntos, 11,3 rebotes y 11,7 asistencias, le reportaron muchos premios: Naismith Prep Player of the Year (también lo ganaron en su día Kobe Bryant, LeBron James, Dwight Howard, Kevin Love, Andrew Wiggins, Ben Simmons...), Mr Basketball USA, USA Today Player of the Year...

Comenzó a jugar con dos años y admira a LeBron James porque "es capaz de hacerlo todo". Lleva el 2 en la camiseta porque era su número en clase y confiesa que le encanta bailar, el fútbol americano, y que suele comerse un sándwich de Subway antes de los partidos.

Alto para su puesto (1,98), destacan de él su gran visión de juego, su habilidad con el balón y sus dotes defensivas. Su tiro es su mayor hándicap: no firma malos porcentajes desde el triple, pero sus lanzamientos son "extremadamente poco ortodoxos, incluso feos". Aún así está siendo una de las sensaciones en el arranque del curso universitario.