Tren, taxi y una carrera por New York para debutar en la NBA
Marshall Plumlee vivió un domingo que nunca olvidará. El center jugó sus primeros minutos con los New York Knicks.
Supongo que no es fácil olvidar el día de tu debut en la NBA, pero sé que será imposible para Marshall Plumlee.
Después de cuatro años en la Universidad de Duke a las órdenes de Mike Krzyzewski, la misma en la que estudiaron y jugaron al baloncesto sus dos hermanos mayores (Miles y Mason, ambos en la NBA), Marshall no fue seleccionado en el Draft de la NBA. Sin embargo, consiguió un contrato para disputar la Summer League (ligas de verano de la NBA) con los New York Knicks y, en cuatro partidos, convenció al cuerpo técnico de que merecía un hueco en la plantilla.
Con el primer año del acuerdo garantizado, los Knicks no tardaron en enviar a Plumlee a entrenamientos y partidos del su filial de la D-League, los Westchester Knicks. Es habitual en las franquicia NBA que jugadores que entran y salen de la rotación del primer equipo pasen tiempo también con el filial (como le pasó a Willy Hernangómez hace unas semanas). Allí, Plumlee disputó dos partidos, el último de ellos el sábado por la noche, promediando 16 puntos y nueve rebotes.
Y entonces llegó la mañana del domingo, la que relató Ian Begley en ESPN y la nunca olvidará Marshall. Los Knicks disputaban uno de sus habituales matinés en el Madison Square Garden contra los Atlanta Hawks. Poco antes del encuentro, con Dwight Howard calentando motores, el cuerpo técnico del equipo decide que Joakim Noah descanse por enfermedad, y los Knicks se quedan con solo dos pívots, (Kyle O'Quinn y Willy Hernangómez) para enfrentarse a uno de los grandes intimidadores de la Liga.