HERBALIFE GRAN CANARIA 68 - REAL MADRID 76
El Madrid baja al barro y arranca una gran victoria ante el Granca
Los blancos ganaron un partido muy difícil. Les faltó frescura, pero defendieron a muy buen nivel. Destacado último cuarto. El Granca falló mucho y Nocioni ejerció de líder.
No siempre aterrizar tras un descenso brusco es algo negativo, sobre todo si sabes de dónde vienes y lo que te espera. Si llegas preparado y manejas la situación. El Madrid bajó de la nube, a la que se había subido el viernes en el Palau (recuerden: 63-102, la mayor paliza de la historia a domicilio en un Clásico), pero lo hizo con plena consciencia. Bajó porque volar más alto resultaba imposible, así que era obligado preparar el tren de aterrizaje y mirar hacia abajo. Le faltó frescura física y mental, sí; el duende no le acompañó, también; pero supo resolver en el barro, desde donde arrancó una gran victoria en un partido muy complicado. Y de regalo, Reyes alcanzó los 7.504 puntos en su carrera ACB.
Firmó en lo colectivo un fantástico último cuarto. Buena defensa y buenas decisiones con Nocioni ejerciendo de líder. De cuerpo presente, no solo de espíritu. Sentenciaron dos parciales de 8-0 casi encadenados (58-65 y 63-73). En ambos el argentino aportó un triple.
Al Herbalife Gran Canaria, en cambio, le faltó tino, incluso fe. Le faltó que alguno de sus notables se cargara al hombro la mochila de la esperanza. Supo y pudo complicarle el camino al Madrid, pero no remató.
Los de Laso demostraron que pueden ganar metiendo 76 puntos, planeando a ras de tierra. Por segunda vez en la temporada bajaron de la barrera de los 80. En la otra ocasión perdieron: 85-75 ante el Barça en Liga.
El Real cierra así ocho días fantásticos con cuatro victorias y se toma un respiro antes de recibir el jueves al Unics Kazán. El domingo anterior recuperó el liderato pasando por encima del Iberostar, el miércoles ganó el pulso de nervios al Panathinaikos, luego se exhibió en Barcelona en el triunfo 100 en Europa de la era Laso y este domingo abordó el desafío del Gran Canaria Arena con entrega e inteligencia. Perdía por uno en el último cuarto (58-57) y se vino arriba con Doncic a los mandos, Rudy y Taylor como perros de presa (el sueco añadió en aquel momento un triple, una canasta y un tiro libre), Randolph de nuevo al cinco y Nocioni (12 puntos, 7 rebotes y bastante de casi todo).
Los de Casimiro firmaron entonces un paupérrimo 3 de 18 en el lanzamiento que hacía añicos el jarrón de la ilusión. Atrás quedaban los tres triples seguidos de Kuric del primer acto, los ramalazos de genio de McCalebb (8 tantos en 6 minutos en el segundo cuarto), la buena lectura de los espacios de Pasecniks (otros ocho del tirón), el saber estar de Báez, los 15 rebotes ofensivos... En nada quedaba también la intensidad que les permitió variar el rumbo inicial (del 0-7 al 39-32).
La presencia y la fuerza, la de Ayón, y el acierto habían empujado al Madrid de salida, como si estuviéramos aún en la prolongación del Clásico. En tres minutos, decíamos, 0-7. De ahí en adelante, sin embargo, vimos un trasvase de energía del blanco al amarillo. Con algo más de acierto… Pero venció el Madrid, y venció con Llull en el banco los seis primeros minutos del cuarto periodo. El menorquín salió a rematar cuando el Granca apostó por ahogar a Doncic con dos defensores en la subida del balón. Un líder sereno.