Después de un año de ajustes constantes en una plantilla azotada por las lesiones, los Grizzlies conservaron el núcleo con la continuidad de Mike Conley, que ha formado durante los últimos años un particular big three junto a Marc Gasol y un Zach Randolph ya en evidente declive físico. El nuevo entrenador, David Fizdale, ha asegurado que no quiere a Marc y Z-Bo juntos en pista, así que todo apunta a que apostará por una rotación distinta y un estilo más ágil y con más jugadores abiertos. Más cercano al que resulta ideal para Chandler Parsons, que llega como un soplo de aire fresco para un equipo que, además, históricamente ha sido incapaz de atraer a agentes libres de primer nivel. Con contrato de megaestrella y problemas con las lesiones, Parsons tiene mucho que demostrar en Tennessee tras un frío paso por Dallas.
El alero de Florida es la principal cara nueva de una plantilla que añade rotación exterior: el interesante rookie Wade Baldwin, número 17 del último draft, el tirador Troy Daniels, el alero James Ennis… La capacidad de que haya amenaza exterior y más anotación, asuntos en los que Parsons debería ser trascendente, marcará la habilidad de estos Grizzlies para dar un salto adelante y dejar atrás su estilo tradicional, que definitivamente pierde fuelle a medida que Tony Allen y Zach Randolph cumplen años dentro de un núcleo que siempre que ha podido jugar sin lesiones ha resultado seriamente competitivo. Pero parece que la idea de Fizdale, a priori acertada, en su estreno como head coach es que ese estilo ya clásico en los Grizzlies, el grit and grind, sea un punto de partida y no el destino final del equipo, que tiene mimbres para aspirar a posicionarse bien de cara a los playoffs del Oeste, que este año se presentan más baratos. Siempre y cuando, claro, las lesiones den tregua a jugadores como Marc Gasol y Mike Conley, en realidad el eje clave del equipo, especialmente tras los 153 millones firmado al base, que rara vez se equivoca en pista pero que desde luego ahora será muchísimo más escrutado.
Tiene 42 años pero ya es un clásico de los banquillos: lleva 18 de carrera, con paso por Warriors, Hawks… y Miami Heat, donde ha estado las últimas ocho temporadas como mano derecha de Erick Spoelstra y como uno de los ideólogos del estilo del big three que ganó dos anillos con LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh. Ya ha asegurado que quiere llevar algo de la agresividad ofensiva de esos Heat para dar un lavado de cara al estilo de los Grizzlies en su primera experiencia como entrenador jefe. Nuevos tiempos en Tennessee.
La estrella: Marc Gasol
Hace más de un año, convertido en uno de los grandes pívots de la NBA, para no pocos especialistas como mínimo el más completo, Marc Gasol renovó con los Grizzlies a cambio de 110 millones de dólares en cinco años. Había equipos muy interesados en mercados de primera magnitud, era obvio, pero el español optó por seguir, con contrato de súper estrella, en la ciudad que se ha convertido en su casa desde hace ocho años. El pasado mes de febrero, sin embargo, sufrió una fractura en un pie que le dejó sin temporada y sin Juegos Olímpicos. Un problema delicado en jugadores de su volumen pero que parece haber quedado atrás. En plenitud física, Marc debería volver a entrar en la elite de los pívots NBA y los Grizzlies, volver a ser un equipo competitivo subido en sus hombros.
