Aplastante. LeBron James llegó a la NBA en 2003, y desde entonces se puede decir que ha dominado la Liga. Ha ganado tres anillos, los mismos que los Spurs (y Wade) y uno más que los Lakers. Ha jugado siete finales (seis consecutivas), ningún equipo ha llegado más de cuatro veces desde que él puso un pie en la Liga. Ha sido 12 veces All-Star (solo faltó a la cita en su campaña de rookie). Y, claro, arrasa en lo que a las estadísticas de las Finales se refiere.

Es evidente que la debilidad de la Conferencia Este en muchas de sus temporadas ha ayudado a LeBron a completar hasta siete veces el camino hasta el final. Pero no por ello hay que restar mérito a su increíble capacidad para dominar partidos de baloncesto.

Los números, recogidos por Tommy Beer (Basketball Insiders), son una prueba más de lo que ha significado LeBron James para el deporte de la canasta desde que aterrizó en la NBA. Los focos nunca le cegaron, y viven con él desde antes de que dejara el instituto. Número uno del Draft, Rookie del Año, 10 veces en el mejor quinteto del año, cuatro veces MVP.... Su carrera, quizás impulsada (si cabe) por la histórica remontada ante los Golden State Warriors de la temporada pasada (3-1 abajo en las Finales), está adquiriendo narrativa y resultados de verdadera leyenda.