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ROCKETS 118-THUNDER 110

James Harden (41+9) se aferra a los playoffs a costa de sus ex

Partidazo del escolta al frente de unos Rockets que pusieron más deseo y se llevaron un triunfo vital ante unos Thunder fríos: Durant anotó 33 puntos. Westbrook, 23+13+9.

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James Harden
James HardenTroy TaorminaUSA Today Sports

Era un partido de necesidad contra curiosidad. Los Rockets tenían que ganar para no quedar heridos de muerte en su esquiva lucha contra sí mismos para estar en los playoffs después de una temporada llena de golpes auto infligidos. Los Thunder no se juegan casi nada (es casi imposible que les superen los Clippers) pero querían probarse en situaciones (para su rival lo era) de tensión. A priori. Además, era otro duelo contra James Harden, el excompañero y el lo que pudo ser y no fue. Y era otro duelo contra Beverley, enemigo de Russell Westbrook desde que le lesionó en los playoffs 2013, una de las muchas piedras en el camino que han hecho que los Thunder no hayan vuelto a pisar una Final desde 2012, todavía con Harden y cuando todavía parecía que ese sería su lugar de forma habitual en los años venideros.

Ganó la necesidad, ganaron los Rockets (118-110), que acabaron jugando con la actitud y la intensidad que no han tenido durante demasiados momentos de un curso en el que están 38-39. El triunfo les permite seguir vivos y al acecho de Mavericks y Jazz, en una carrera de tres por dos plazas con los Blazers ya bastante a salvo. Así se ha visto por sus errores el vigente finalista del Oeste, que al menos parece que quiere. Algo que debería ser obvio pero que no lo era semanas atrás. James Harden (41 puntos, 9 asistencias y un peso descomunal en el juego) influyó más que Kevin Durant (33 puntos, 8 rebotes y un final de partido nefasto) y Westbrook (23, 14 y 9 asistencias pero sensaciones agridulces...y 8 pérdidas). El escolta jugó un partidazo pero la clave estuvo en la energía final, el deseo: 38-28 en el último cuarto, 7 rebotes de ataque totales más, 10 pérdidas menos… Cuando parecía que los Thunder ganarían casi por inercia, como si tal cosa, emergieron unos Rockets guerreros.

Y unos Rockets sin Dwight Howard, relegado al banquillo en el último cuarto tras otro partido fantasmal (4 puntos, 8 rebotes, 5 personales). Harden se rodeó de escuderos híper activos: McDaniels, Capela, Beverley y Ariza. Piernas, defensa y el lenguaje corporal de los que quieren algo a toda costa. Todos a una y todos al servicio de Harden. Un plan de emergencia que no va a dar para grandes cosas pero que podría llevar a un final más o menos digno para una temporada nefasta de un equipo planteado para máxima aspiración (ahora cuesta creerlo).

Para los Thunder (53-24 ahora) el partido fue básicamente otra prueba no superada, si es que ese era el objetivo. Otro último cuarto al que llegaron por delante y otra derrota tras un ovillo imposible de digerir en los últimos minutos. Malas decisiones, malos tiros, mala actitud defensiva cuando las cosas se tuercen en ataque... Ese es el gran problema (ya endémico) de este equipo. Lo era con Brooks y lo es con Donovan. El diferencial de puntos de los Thunder a lo largo de la temporada es el siguiente: +232 en el primer cuarto, +107 en el segundo, +208 en el tercero y -10 en el cuarto. El asunto está claro, las soluciones no tanto. No con la plantilla actual y, esta vez, con muy poca ayuda de Waiters (de nuevo un desastre en las bolas calientes), Ibaka o un Kanter cuyos números pasan muchas veces de puntillas, y con razón (16 puntos, 6 rebotes). Los Thunder son un tornado en su mejor versión y un equipo al que nadie tiene ganas de enfrentarse en playoffs. Pero mientras sigan en ese laberinto, estarán en el segundo escalón de aspirantes. Uno del que se cayeron hace mucho unos Rockets que, al menos, se agarran como pueden a los playoffs.