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KNICKS 106-BULLS 94

El vestuario de los Bulls: "dolor", "frustración", "vergüenza"

"Antes los rivales sabían que seguiríamos adelante aunque fuera a base de puñetazos en la cara pero ahora les gusta jugar contra nosotros, somos una diana fácil", dice Gibson.

El vestuario de los Bulls: "dolor", "frustración", "vergüenza"
JASON SZENESEFE

Tras la primera derrota ante los Knicks, Fred Hoiberg dijo que los Bulls podían “huir con el rabo entre las piernas y la cabeza agachada” o “dar un paso al frente”. 24 horas después, su equipo volvió a perder contra esos mismos Knicks y la sensación fue más de lo segundo que de lo primero. Hoiberg, cada vez más en la cuerda floja y cada vez más desconectado (o eso parece) de la realidad de su vestuario, volvió a hablar de malos hábitos defensivos: “No hay que edulcorarlo, han sido dos derrotas extremadamente dolorosas para nosotros. Si queremos tener alguna opción de competir, de al menos estar jugando en las eliminatorias por el título, tenemos que encontrar la forma de defender mejor”.

A Hoiberg le pitaron su segunda técnica de la temporada en un partido muy, muy decepcionante por actitud y plan de los Bulls en NY. Hace ya semanas que parece más interesante lo que sucede alrededor de los partidos de los Bulls que en los partidos de los Bulls. Mala señal para un equipo que ya tendría que haber finalizado, para bien o para mal, la transición de Thibodeau a Hoiberg, pero que por ahora es un galimatías con aspecto de constante provisionalidad y del que nunca se sabe que esperar.

Taj Gibson, una de las voces más firmes del vestuario, se mostró muy emocional pero también muy sincero tras la derrota: “Estoy avergonzado. Me enorgullece llevar la camiseta de los Bulls. Con todo lo que he pasado, para mí es un orgullo jugar en Chicago. Cuando me la pongo, quiero salir a dejarme el alma, siempre. Pero es muy frustrante ver cómo nos quedamos cortos, como nos miramos unos a otros… No quiero meterme con el resto de equipos pero nos están ganando algunos contra los que no tendríamos que perder, que ya no se juegan nada. Nos hemos convertido en una diana fácil, no nos toman en serio. Les apetece jugar contra nosotros. En años anteriores era al contrario. Sabían que seguiríamos adelante pasara lo que pasara, a puñetazos en la cara si hacía falta. Esto es muy difícil, me devora por dentro. No puedo ni dormir, veo que nos las estamos jugando y que no ponemos todo el esfuerzo que deberíamos… es muy frustrante. Estoy decepcionado, harto de tener las mismas conversaciones con los periodistas después de cada partido. Quedan once pero tiene que salir de dentro de nosotros, tenemos que querer ganarlos. Porque ahora no sé si es así o si simplemente nos estamos engañando a nosotros mismos. Tenemos que poner sangre, sudor y lágrimas. Tenemos que salir a jugar por los Bulls, por la ciudad de Chicago. No jugamos para nosotros, jugamos por la palabra Chicago que va en nuestro pecho. Ese orgullo sí lo teníamos en años anteriores”.

Jimmy Butler también dejó claro que esta es una situación confusa, a la que no se habían enfrentado en las anteriores temporadas: “Tenemos que ser capaces de darle la vuelta pero es muy frustrante. Llevábamos años en las primeras posiciones del Este pero ahora estamos en el barro y hay que luchar. Hay una pelea y todos tenemos que dar un paso al frente”.