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Porzingis: esperanza 'knick'... y de una empresa de colchones

Por casualidad, una centenaria empresa de colchones apostó por él como la primera imagen de marca de su historia. A cambio, recibió una cama valorada en 25.000 dólares.

Kristaps Porzingis se hace un 'selfie' junto a Jill Martin (reportera televisiva de los Knicks) y un grupo de niños en el Rockefeller Center.
James DevaneyWireImage

Kristaps Porzingis ha pasado de ser abucheado en la noche del draft a convertirse en la gran esperanza que pueda devolver a los Knicks a la élite de la NBA. Todo ello en cuestión de seis meses. Al espigado letón se le compara con dos de los mejores jugadores europeos de siempre, Dirk Nowitzki y Pau Gasol, mientras que sus números se acercan a los de Pat Ewing (la última gran leyenda de los Knickerbockers) en su año rookie. Sin embargo, el número 4 del último sorteo universitario no sólo está destacando por su gran rendimiento sobre el parqué. O al menos eso piensan en Shiffman, una empresa de colchones caseros ubicada en Newark (Nueva Jersey) y fundada en 1.983. Hace unos meses, el ala-pívot se convirtió en el primer embajador comercial en la historia de esta centenaria compañía.

"Sinceramente, la suerte ha tenido mucho que ver en esto. No teníamos ni idea. Creo que incluso los Knicks no sabían lo que se llevaron con él", explica Phil Zucker, su director general, al diario 'The New York Times'. Y es que esta colaboración se empezó a gestar como fruto del azar en una terminal de aeropuerto. Allí fue donde se conocieron Bill Hammer (actual presidente de Shiffman) y Dan Rhome, vicepresidente de comunicaciones de ASM Sports, una agencia de representación que, entre otros muchos jugadores de la NBA, lleva a Porzingis. En seguida entablaron una conversación que terminó derivando en los colchones que el primero fabrica, quien explicó que ya había elaborado tres de ellos para Dikembe Mutombo.

Ahí quedó la cosa hasta que, justo en fechas cercanas a la celebración del draft de este año a punto de acabar, ambos volvieron a coincidir. Ahí fue cuando surgió el nombre de Porzingis. "Encajaba a la perfección con nosotros. Soy un gran seguidor de los Knicks, así que pensé: 'Tienes que ser capaz de competir en la cancha'. Para que pudiera hacerlo y jugar duro, necesitaría ser capaz de recuperarse y descansar lo mejor posible", prosigue Zucker.

Dicho y hecho. Poco después, Kristaps se encontraba en las instalaciones de la empresa (las mismas en cuyas paredes cuelgas ahora una camiseta suya, varios pósters y balones firmados por el jugador) para probar y ayudar a dar los últimos retoques de su nuevo colchón y cama valorados en 25.000 dólares. El mismo que le fue entregado en su apartamento mientras jugaba al NBA 2K16 con Zucker, el mánager empresa cuya apuesta (se hace difícil pensar que no acaben renovando el contrato inicial de un año de duración) por el hasta poco desconocido letón le ha salido de maravilla. Un éxito que también comparte el propio Porzingis. Ha pasado de tener que juntar dos camas en su adolescencia para poder dormir (supera los 215 centímetros de altura) a gozar de un "increíble descanso". Algo de lo que, visto lo visto, los Knicks y su afición se alegran. Y mucho.

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THE NEW YORK TIMES