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Los Angeles Clippers: tan candidatos al anillo como a revivir el fiasco

Los Clippers parecen vivir sumidos en una continua montaña rusa. Al menos así han sido sus últimos meses: debacle ante Houston, el caso DeAndre...

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Los Angeles Clippers: tan candidatos al anillo como a revivir el fiasco
STEPHEN DUNN AFP

Doc Rivers le ha encontrado a Chris Paul un socio que le ayude a acabar con su maldición en Playoffs: Paul Pierce. El ‘34’ regresa a la ciudad donde todo empezó con el objetivo de ganar un segundo anillo antes de retirarse. Como ya hiciese en Brooklyn y Washington, pasará de puntillas durante la larga y extenuante liga regular, pero llegado el momento de la verdad, será una de las referencias de los Clippers. Y es que en el segundo equipo de L.A. han tenido muy presente este verano el último e inexplicable varapalo ante los Rockets hace unos meses en las semifinales del Oeste. Con 3-1 y con todo a su favor, se dejaron remontar por los texanos una eliminatoria que sacó a relucir todas sus carencias emocionales.

Y todo pareció complicarse aún más cuando a principios de julio DeAndre Jordan dijo que se marchaba a Dallas. Aunque finalmente lograron retenerle en uno de los giros más rocambolescos del mercado en la historia de la NBA. Un culebrón al más puro estilo Hollywood. Quien sí ha dicho definitivamente adiós es un Matt Barnes al que (siendo realistas) no se le echará mucho de menos. Sobre todo si se tiene en cuenta lo que ha ido desfilando tras él: Lance Stephenson (tras su fiasco en Charlotte, el vivir de las rentas se acabó), Josh Smith y Wesley Johnson. Quizá sea menester incorporar a algún pívot de aquí al trade deadline, pero los Clippers cuentan ahora con una profundidad de banquillo y una variedad de recursos que antes no tenían. Es más, su manera de jugar tenderá durante muchas fases de los partidos hacia el small ball, con DeAndre o un Blake Griffin que cada vez es más completo como ancla interior.

Así que en el tercer año desde su llegada, las excusas se terminaron para un Rivers que cada vez ha ido acumulando un mayor poder a la sombra del excéntrico dueño, Steve Ballmer. En la montaña rusa en la que anda subido el equipo, el objetivo no es otro que luchar por el anillo de igual a igual con el resto de superpotencias del Oeste. Otra cosa será que los angelinos y su entorno se lo acaben creyendo. Si no es así, necesitarán un milagro para que su afligida historia no les termine por condenar una vez más. Es de esperar que Paul (uno de los mejores en su puesto y auténtico líder y centro de referencia del equipo), Griffin y cía dejen sus miedos atrás. En sus manos está. De no lograrlo, todo el trabajo completado en los despachos de aquí a unos meses habrá resultado en balde. Y el ridículo aún será mayor.

Juego exterior

Profundidad y variedad de recursos definen a uno de los perímetros más temidos de la toda la NBA. Chris Paul capitaneará un grupo que defensivamente deberá dar un paso adelante en los momentos calientes y mantener la cabeza fría. Llegado este momento, será interesante comprobar la dureza mental de un jugador cuya gran tara no es un aspecto de su juego en particular, sino creérselo cuando llega la hora. Precisamente, su relevo natural será un Pablo Prigioni que no se cansa de jugar y que experiencia competitiva tiene bastante acumulada... Junto a ellos, el nombre de Lance Stephenson sobresale por encima del resto. El escolta, uno de los trash talkers más conocidos de los últimos tiempos (pregúntenle a LeBron), recala en los Clippers con la necesidad de empezar de cero. El convivir con tanto jugador veterano le tiene que ayudar para asentar de una vez la cabeza. Veremos.

JJ Redick continuará ejerciendo el rol de tirador. Muy importante que esté acertado para poder ensanchar el campo. Tampoco hay que dejar de lado al hijo del jefe. Austin Rivers ya demostró en los pasados playoffs que se ha ganado por méritos propios un hueco. Hueco por el que tendrá que pelear enérgicamente ante la gran competencia que su padre Doc le ha traído. El puesto de alero queda reservado para Pierce, si bien le veremos en muchas fases actuando como cuatro abierto. Algo parecido a lo que sucederá con Josh Smith.

Juego interior

Últimamente se habla mucho de DeAndre Jordan, pero la verdadera referencia interior en los Clippers tiene nombre y apellido: Blake Griffin. El ala-pívot se dio a conocer por su infinita capacidad para el salto y para reventar aros y, aunque lo siga haciendo, encorsetarle como simple saltimbanqui es usar una de las etiquetas más injustas que hoy en día circulan por la Liga. Griffin no ha parado de trabajar e ir añadiendo recursos a su arsenal: buen tiro desde media distancia, juego de espaldas… Además de leer de forma más que correcta el juego entre pívots. Algo por lo que DeAndre debe darle mucho las gracias. Jordan es un pívot dominante en defensa con un hambre insaciable a la hora de coger rebotes. Y si descuidas la espalda estás muerto: ya le habrán colgado un balón para que lo meta para abajo. Pero más allá de esto (que, por supuesto, no es poco) debe mejorar e incorporar movimientos y recursos ofensivos en la cancha para llegar a merecer la atención mediática que recibe fuera de ella. Evitar que los rivales se ceben con el Hack a DeAndre parece ya insalvable. Para darles un respiro contarán en el banquillo con la aportación de aleros que pueden moverse por dentro como Mbah a Moute y el irregular Josh Smith. Amén de un Pierce que partirá en esta misma posición cuando la cosa se ponga seria. La falta de profundidad interior se percibe más como algo calculado que como una carencia.

Claves

1. El muro de las semifinales de Conferencia lleva camino de convertirse en una de esas losas psicológicas que amenazan con darte el batacazo una y otra vez sin importar lo que hagas y/o dejes de hacer. La frescura mental en la postemporada va a ser fundamental para Paul y compañía.

2. La profundidad de banquillo que este año sí va a tener a su disposición Doc Rivers supone una excelente noticia. No sólo permitirá administrar mejor los minutos en la plantilla de cara al tramo decisivo de la temporada, sino que la calidad de los refuerzos garantiza un salto de calidad.

3. Pese a venir de unos meses sin competición, en los Clippers (sin querer o a propósito) se han encargado de hacer amigos entre varios de los equipos del Oeste. Primero con Dallas por el caso DeAndre y luego con los Warriors al sugerir que su anillo fue cuestión de suerte. Trabajo extra.

Entrenador: Glen Doc Rivers

Nadie pone en duda su reputación como uno de los mejores técnicos del actual panorama de entrenadores en la NBA. No obstante, se esperaba más de sus dos primeros años en Los Ángeles. Aunque eso sí, su magnífica gestión desde dentro para mantener la cohesión en la plantilla tras el estallido del escándalo de Donald Sterling le valió los plenos poderes de la franquicia una vez que Steve Ballmer se hizo con el control. Tras debutar en los banquillos en Orlando, su paso por Boston le consolidó en la élite de los entrenadores al dirigir y llevar al campeonato a una plantilla plagada de estrellas. La temporada pasada se convirtió en el primer técnico en entrenar a su hijo en la NBA.

Estrella: Chris Paul

Quizá no resulte tan espectacular como algunos de sus compañeros de posición pero hay pocos bases más fiables que él. Anota cuando es necesario, crea juego para sus compañeros (se entiende a la perfección con Griffin y DeAndre), defiende... Sólo le falta dejar atrás los fantasmas.