Chris Bosh volvió a las pistas tras ocho meses sin poder hacerlo por un coágulo en un pulmón que le hizo temer por su vida y le dejó en el dique seco desde el pasado mes de febrero. El ala-pívot regresó en la derrota de los Miami Heat ante los Charlotte Hornets (77-90) y las sensaciones fueron positivas. 14 puntos y 7 rebotes en 23 minutos de juego. Buenas noticias para unos Heat que, poco a poco, tratan de reconducir la situación después de la marcha la pasada temporada de LeBron James.

Un asunto difícil. El Rey es el mejor jugador del mundo en estos momentos y su hueco es extremadamente complicado de cubrir. Imposible, digamos la verdad, pero con pequeños retales, con diferentes piezas, la franquicia de Miami puede volver a ser grande. En el encuentro de esta madrugada se vieron algunos de estos pequeños elementos con los que Spoelstra busca de nuevo la grandeza: los fichajes Gerarld Green y Amare Stoudemire anotaron 12 puntos cada uno y el rookie Justise Winslow, 9 en 28. Ninguno fue titular, pero se espera que den un salto de calidad al equipo para luchar con los mejores del Este. En principio, los playoffs, en esa Conferencia, no se les tendrían que resistir. Sólo faltaría conocer hasta donde son capaces de llegar en las rondas finales.

Por su parte, los Hornets vencieron en su segundo partido de esta pretemporada impulsados por los 21 puntos de Brian Roberts y los 17 de Kemba Walker. El novato Frank Kaminsky se quedó a un punto del doble-doble (9 tantos y 11 rebotes). Al Jefferson y Nicolas Batum, dos de los jugadores claves de la franquicia de Michael Jordan, no saltaron a la pista por decisión técnica. Michael Kidd-Gilchrist tampoco disputó ni un minuto por su lesión en el hombro derecho, aunque las noticias son positivas: las pruebas realizadas no muestran una dolencia mucho más grave, aunque en principio se perderá varios amistosos más.