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Kareem sobre Serena: "Hay que cambiar el canon de belleza"

El mítico pívot reflexiona en su columna en Time sobre el cuerpo de la mujer y su visión en el mundo del deporte: "¿se trata de ser la mejor tenista o la tenista mejor pagada?".

Kareem sobre Serena: "Hay que cambiar el canon de belleza"

Este es un extracto del artículo que Kareem Abdul-Jabbar, en su columna habitual en Time, ha escrito sobre el cuerpo de la mujer y los prejuicios que le rodean, especialmente en el mundo del deporte. Una reflexión que merece mucho la pena de uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos:


Serena Williams ganó su vigésimo primer título de Grand Slam en Wimbledon tras vencer en semifinales a Maria Sharapova, a la que ha vencido 17 veces seguidas. Es la tenista que más ha ganado por sus triunfos deportivos de la historia pero generalmente queda por debajo de las mujeres a las que derrota: en 2013 Sharapova ganó 29 millones de dólares, 23 por imagen y publicidad. Serena ganó ese año 20,5, sólo 12 en ese mismo concepto. Se debe a que las marcas no buscan al mejor deportista sino al que mejor encaja con el canon de belleza clásico de la cultura occidental.

Podrías pensar que este artículo va a hablar de racismo. Pero no.

Misty Copeland acaba de convertirse en la primera afroamericana en ser elegida para el American Ballet. Pero con 13 años le echaron de una academia por su constitución física. Durante toda su carrera le ha perseguido ese criterio: tu cuerpo está demasiado musculado, demasiado maduro. Ella y Serena han tenido más problemas por sus cuerpos que muchas blancas con menos talento y éxito que ellas. Y este sigue sin ser un artículo sobre racismo. Toni Morrison escribió “junto a la idea del amor romántico se nos inculcó el de belleza física. Quizá el más destructivo en la historia de la humanidad”. Es apropiado. Hemos fijado una definición de belleza tan estrecha que casi nadie encaja en ella. Para las mujeres es un suplicio someterse a esas constricciones que generan las expectaciones sociales, casi como meterse en un corsé victoriano. Disparamos constantemente estos clichés en anuncios, portadas de revistas… y todo alejado de la realidad por el retoque fotográfico, maquillaje… A veces esas mujeres son tan reales como el Hulk de Los Vengadores.

Hay muchas evidencias de lo nocivo que es este estándar para nuestra sociedad. Una mujer americana se gasta de media 15000 dólares al año en maquillaje. Nadie gasta más en cosméticos que los norteamericanos pero estamos en el puesto 23 del ranking de satisfacción con nuestra vida. Muchas mujeres se torturan física y mentalmente para intentar encajar en un molde en el que no encajarán de todas formas.

Ok, mentí: sí hay un trasfondo de racismo. Algunas deportistas y bailarinas negras tienen cuerpos que escapan al canon de las blancas. Nadie cuestionará la belleza de una actriz negra como Kerry Washington porque se acercan más a la visión que perpetúan las revistas. Pero Williams o Copeland no encajan en ese patrón occidental de lo que tiene que ser lo femenino. Y hay otro factor: nuestra falta de respeto al cuerpo de la mujer en general. Hay una presión enorme sobre nuestras atletas y su imagen, una situación misógina que va en detrimento de sus carreras y de todas las niñas que se fijan en ellas como modelos a imitar. Les obligamos a que alcancen la excelencia en su campo profesional… pero también en otros ámbitos.

El presidente de la Federación Rusa llamó a las hermanas Williams “los hermanos Williams. Serena dice que se tiene que cubrir los brazos cuando quiere que no le reconozcan. Parece que sólo a los fans de Xena o Super Woman les podría parecer válido ese tipo de cuerpo femenino. Supongo que porque se sigue prefiriendo una idea de mujer vulnerable e incapaz de defenderse de un hombre. Encaja con la normalidad social de un hombre fuerte y protector y una mujer dependiente y maternal. Quizá la idea de una mujer musculosa y autosuficiente amenaza a esos que prefieren verla frágil y débil.

Esto se traslada de forma muy clara al mundo del tenis, donde muchas veces son más famosas algunas jugadoras por su imagen que por su nivel deportivo. A veces ellas mismas luchan contra lo que son para no perder valor como imagen. Y eso a veces les hace no llegan a ser tan buenas como podrían en su deporte. Sharapova dice que le gustaría estar más delgada y hace pesas. Pero ha perdido 17 veces seguidas con otra jugadora que sí ha condicionado su cuerpo de la mejor forma posible para la práctica de ese deporte. ¿Se trata de ser la mejor jugadora o la jugadora mejor pagada?

Tenemos que replantear nuestro concepto de la belleza femenina y evitar que se siga lavando el cerebro de la gente. Hay que ir hacia un concepto de la mujer más saludable y menos simplemente conveniente como herramienta de marketing. La idea de belleza ha cambiado a lo largo de la historia, no es lago que vaya instalando en nuestra cabeza como un hardware. Si lo hacemos, animaremos a las mujeres de todas las edades a que tengan confianza, a que alcancen todo su potencial.